Aunque para muchos puede sonar a fina ironía una felicitación por Navidad, lo cierto es que hay que intentar, en la medida de nuestras posibilidades, contribuir a que este mundo pueda gritar al unísono ¡FELIZ NAVIDAD!
Espero que, en medio de las cenas pantagruélicas, las fiestas con los amigos y los excesos, hagamos un alto para acordarnos de todos aquellos que, cerca o lejos, pasan penalidades. Para ellos, para esas vidas anónimas a las que trata de honrar este modesto espacio, mis mejores deseos.
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