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viernes, 31 de octubre de 2014

Australia suspende los visados para personas procedentes de países afectados por ébola

El Gobierno australiano ha anunciado esta semana que suspenderá la concesión de visados a personas procedentes de los países de Africa Occidental afectados por el actual brote de ébola que ya ha dejado casi 5.000 muertos. El ministro de Inmigración, Scott Morrison, ha informado al Parlamento de que el Gobierno ha centrado sus esfuerzos en garantizar que el virus no llega a Australia. “El Gobierno tiene controles firmes para la entrada de personas a Australia en virtud de nuestro programa de inmigración desde Africa Occidental”, ha afirmado, según recoge la cadena ABC News.

“Estas medias han sido puestas en marcha en asociación con el ministro de Sanidad, que lidera la respuesta del Gobierno”, ha precisado. Asimismo, ha indicado que el programa humanitario del país, al igual que el programa de inmigración, han quedado temporalmente suspendidos. “Estas medidas incluyen la suspensión temporal de nuestro programa de inmigración, incluido nuestro programa humanitario, en los países afectados por el ébola y esto significa que no procesamos ninguna solicitud de estos países afectados”, ha aclarado Morrison. Según el ministro de Inmigración, “todos los trabajadores humanitarios que entraron han sido objeto de tres controles de salud separados antes de partir, así como, a la llegada, procesos de control”. En el caso de personas que tienen visado permanente pero que no han llegado a Australia aún, ha aclarado, “se les pide que se sometan a 21 días de cuarentena antes de partir hacia Australia”.

Fuente: Europa Press

lunes, 27 de octubre de 2014

Esclavos del siglo XXI



Las autoridades de Brasil rescataron el año pasado a 5.244 trabajadores que vivían en condiciones de esclavitud en el país americano, la mitad de ellos explotados por la industria de la caña de azúcar y el etanol, según denuncia una ONG vinculada a la Iglesia católica. Según datos de la Comisión Pastoral de la Tierra del Episcopado brasileño, “desde 2007 la utilización de mano de obra análoga a la esclavitud ha crecido en ese sector a la misma velocidad que el interés del gobierno en ese cultivo”. En lo que va de año, y lejos de mejorar, la situación ha empeorado, y ya son más de 10.000 los proletarios rescatados de la esclavitud, la mayoría de los cuales estaban vinculados a los lucrativos negocios del azúcar y el etanol. El Gobierno brasileño, forzado por las evidencias, tuvo que reconocer oficialmente la existencia de trabajo esclavo, caracterizado por explotación de mano de obra en condiciones “precarias e inhumanas”. No en vano, esos trabajadores son empleados a cambio de comida o de míseros salarios (menos de 30 dólares al mes), a menudo en condiciones de confinamiento y en jornadas de 14 y 16 horas que no les llegan ni para pagar las deudas por el transporte y la alimentación contraídas con sus propios empleadores, quienes por supuesto niegan que se use al personal de esta forma. 

El ejemplo de Brasil, uno de los países más boyantes del planeta en estos momentos, es de los más significativos dentro del amplio y trágico espectro de estados en los que, en pleno siglo XXI, todavía se sigue dando un fenómeno que parecía erradicado hace lustros, como es la esclavitud. Y es que, aunque histórica y legalmente fue abolida allá por 1848, casi 30 millones de personas en el mundo continúan siendo esclavos, según el índice que elabora cada año la prestigiosa y nada sospechosa Walk Free Foundation. Esta sostiene en su último informe que al menos 30 países en cuatro continentes (Oceanía parece ser el único lugar civilizado donde no se registran actuaciones de este tipo) adoptan fórmulas que se definen como “esclavistas” con la clase trabajadora; es decir, más de un tercio de la población es obligada a trabajar mediante amenazas psicológicas y es convertida en mercancía y propiedad por sus empleadores. Esta deshumanización resulta más lamentable todavía en el caso de los menores de edad, casi un 20% del total de esclavos, que trabajan en condiciones de explotación o de riesgo. 

Todos estos datos, vistos cómodamente desde nuestras poltronas de acomodados proletarios mileuristas, parecen sacados de una novela o de una película de serie B, pero esconden una realidad que abochorna a muchos gobiernos y obliga a la mayoría a mirar hacia otro lado. Porque detrás de la explotación laboral, además de cifras, hay dramas que tienen nombres y apellidos, que jamás saldrán en las páginas de los periódicos ni gozarán de reseñas en los telediarios. Porque aquí, la actualidad, lo que vende e importa, pasa por un grupo de sujetos que dan patadas a un balón; por una pléyade de vividores que pagaban con tarjetas sin cargas fiscales; por medios basura que airean las miserias de la España rosa. A todos ellos, sin excepción, les importa bien poco que hombres, mujeres y niños sean sometidos, vejados y explotados en distintos puntos del planeta, porque nos sobra egoísmo y nos falta valor para ayudar a cambiar las cosas.


jueves, 23 de octubre de 2014

Denuncian maltratos y explotación a empleadas del hogar extranjeras en Emiratos Árabes

Los trabajadores domésticos que emigran a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) sufren maltrato físico, explotación y son sometidos a trabajos forzosos ante la pasividad del Gobierno del país, que no protege adecuadamente sus derechos, denunció hoy la organización Human Rights Watch (HRW) en un acto en Manila. En su informe Ya te he comprado, HRW explica cómo el sistema de visados de los EAU, conocido como kalafa, no permite que aquellos que se trasladan al país a trabajar, en su mayoría mujeres provenientes de Asia o África, cambien de empleador aunque sean maltratadas o sometidas a condiciones laborales abusivas. “El sistema de visados de EAU encadena al trabajador doméstico a sus empleadores y les deja aislados y en riesgo de sufrir abusos, tras las puertas de las casas privadas”, afirma en el documento la experta en derechos humanos de mujeres en el Oriente Medio de HRW, Rothna Begum.

Se calcula que al menos 146.000 mujeres de países como Filipinas, Indonesia, India, Bangladesh, Sri Lanka, Nepal o Etiopía trabajan en hogares de los Emiratos Árabes Unidos. Las 99 empleadas del hogar entrevistadas por HRW denunciaron, entre otros abusos, no recibir sueldos, no contar con periodos de descanso, estar confinadas en el domicilio del empleador, jornadas laborales de hasta 21 horas, falta de alimentos y abusos psicológicos, físicos y sexuales. “Mi jefa me empezó a golpear después de haber estado en su casa 2 semanas. Me pegaba puñetazos en el pecho, me arañaba el cuello y me abofeteaba. A veces hasta me arrancaba mechones de pelo”, dijo a HRW una de las víctimas del abuso, que además aseguró que nunca recibió un sueldo a cambio de su trabajo. El pasado mes de junio, las autoridades de los Emiratos Árabes revisaron los contratos para trabajadores domésticos, en los que ahora se debe incluir un día libre a la semana y 8 horas de descanso cada 24 horas. Sin embargo, los empleados del hogar siguen sin estar protegidos por la ley al mismo nivel que el resto de trabajadores de los Emiratos Árabes Unidos, que además se enfrentan a un complicado sistema legal si deciden denunciar a sus empleadores.

“Muchos trabajadores domésticos que deciden huir de los abusos se encuentran con un muro que no pueden sortear”, explica la representante de HRW. “Pueden incluso ser juzgados por haber huido, mientras que los abusadores tienen poco que temer”, añade Begum. En muchos casos, las víctimas de abusos denuncian que las propias agencias de trabajo que gestionaron la contratación tampoco les apoyan cuando acuden en busca de ayuda, y que en algunos casos también las encierran, golpean o privan de alimentos. Ante esta situación, la organización exige que los EAU, que en junio pasaron a formar parte del órgano ejecutivo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mejoren su sistema de visados para las trabajadoras domésticas, de manera que puedan cambiar de empleadores libremente. “Ahora que forma parte del órgano ejecutivo de la OIT, los Emiratos Árabes Unidos deben hacer de los derechos laborales una realidad en su país, también para los trabajadores domésticos inmigrantes”, sentencia HRW.

Publicado en el diario La Vanguardia
Fuente: EFE

miércoles, 22 de octubre de 2014

28.000 inmigrantes eluden las vallas en Ceuta y Melilla pese a los 140 millones invertidos

La sentencia de Gema Conde, diputada del PP, resonó este septiembre en la comisión de Interior: "Alejémonos del buenismo malentendido y de mundos sin fronteras". La parlamentaria respondía así a las críticas de la oposición por la reintroducción de concertinas en las vallas de Ceuta y Melilla en 2013. Pero, con esas palabras, también volvía a fijar la postura defendida por los sucesivos Gobiernos sobre la lucha contra la inmigración irregular en ambas ciudades. Dos enclaves donde se erigen sendas verjas fronterizas que acumulan ya una inversión de, al menos, 140 millones de euros, según los datos recopilados por EL PAÍS, procedentes de las cifras facilitadas por el Ministerio de Interior en los últimos 15 años.

http://politica.elpais.com/politica/2014/10/01/actualidad/1412173060_960495.html 

“Si se destinan recursos podremos avanzar en la curación del virus del ébola”

En medio de la polémica que en muchos países -entre ellos España- está provocando la irrupción del ébola, dos de los investigadores más destacados del panorama mundial, el hindú Inder Verma y el chino Tak Wah Mak, incidieron ayer en Tenerife en la necesidad de que los gobiernos “inviertan en ciencia” para lograr, entre otras cuestiones, que se pueda avanzar en la curación de patologías como este virus. Ambos participan estos días en una conferencia internacional sobre células madre e inmunología que organizan la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la Fundación Alfonso Martín Escudero, con la colaboración del Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias (Cibican).

http://www.diariodeavisos.com/2014/10/si-se-destinan-recursos-podremos-avanzar-en-curacion-del-virus/ 

lunes, 13 de octubre de 2014

Ridículo nacional



Qué tiempos aquellos en los que Fernando Alonso gana grandes premios de Fórmula Uno; o cuando las selecciones españolas de fútbol y baloncesto se codeaban con lo más granado del panorama mundial y levantaban trofeos por doquier; o incluso cuando Aznar se fotografiaba tomando copas con George Bush y Tony Blair, justo antes de tomar una decisión cuasi planetaria. De todo eso, como de Carlos III, de la conquista de América o de los Reyes Católicos poco o nada queda ahora, cuando esta nuestra España, alabada allende los mares durante siglos, se ha convertido en burla internacional a cuento del primer contagio por ébola fuera del continente africano. Como creo que se ha escrito ya lo suficiente sobre el tema, simplemente me limitaré a exponer mi particular versión sobre el ridículo nacional liderado por la ministra Ana Mato y sus acólitos. Estos, lejos de salir al paso del desastre y exculpar a la pobre enfermera que ahora trata de salvar la vida en el hospital Carlos III de Madrid, se han empeñado en convencer a la sociedad española de que esté tranquila, que podemos confiar en ellos porque estamos en las mejores manos posibles. 

En esto, precisamente, es en lo único en lo que coincido con la inefable Mato –un nombre que ya la condenaba al frente de un ministerio tan sensible como el de Sanidad-, en que nuestros profesionales están capacitados para hacer frente a situaciones como las que se pueden presentar en un escenario como el actual. Otra cosa será que los chupatintas, asesores y politicuchos de tres al cuarto los dejen trabajar y les ofrezcan los medios necesarios para llevar a cabo una labor poco o nada reconocida desde hace años. Especialmente en lo que se refiere a enfermedades olvidadas como las tropicales, que muchos están descubriendo ahora que se han exportado algunos casos a Europa y Estados Unidos. Porque antes, cuando en los 80 morían miles de africanos afectados por extrañas patologías como el ébola, el marburg, la malaria o incluso el sida –que también se descubrió en el continente negro-, nadie ponía el grito en el cielo por todas esas víctimas. 

Tampoco los gobiernos se afanaban por invertir en investigaciones que llegaran a convertirse en vacunas; y, por supuesto, los medios de comunicación no dedicaban ni una línea o un minuto de informativo a contar lo que en esas aldeas pasaba. Solo ahora, cuando medio mundo mira con estupor lo que está ocurriendo en Madrid, el ébola y España vuelven a situarse en el epicentro del planeta, aunque sea porque un pobre perro ha sido sacrificado no se sabe bien por qué; o porque una enfermera cansada de guardias y contratos precarios se tocó la cara mientras se quitaba un traje que le quedaba estrecho. Bendito país. Si Felipe II levantara la cabeza…