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lunes, 15 de diciembre de 2008

Djiby Diop: Joven periodista intrépido

Djiby Diop habla mucho aunque poco español, pero es fácil entender lo que dice. "Tengo un profesor, quiero hablar bien", afirma rotundo. Nacido en Dakar (Senegal), en el seno de una familia numerosa de ocho hermanos, consiguió estudiar la carrera de Periodismo (que según me cuenta, allí sólo dura dos años) antes de lanzarse al mundo en busca de trabajo y, sobre todo, de nuevos horizontes.

Su espíritu intrépido le hizo montarse en un avión que le llevó a Francia, donde trabajó durante dos años como corresponsal de deportes. Su padre, por aquel entonces, vivía en España junto a su hermana y, aunque su primer impulso fue elegir la opción más fácil para trabajar como periodista, siendo bilingüe -en wolof y francés-, al poco tiempo cambió de idea y derivó su rumbo hacia España. "Vine en autobús desde Marsella, aquí hay jugadores de fútbol de Senegal interesantes para los de mi país. Yo cuento el resumen de la liga española", consigo entender. La obsesión de Djiby, según repite una y otra vez, es contar en un periódico senegalés para el que trabaja, cómo es la realidad de la inmigración que llega a Europa y abrir los ojos a los que arriesgan su vida en busca de un sueño que no siempre se cumple.

"En Senegal hay mucha crisis, pero ahora están allí mejor que aquí, de la agricultura", dice, en referencia a la comunidad senegalesa que reside en España, muchos de ellos compatriotas sin papeles que malviven vendiendo cedés piratas. "En Córdoba no hay muchos de mí país, sólo los que venden bolsos, gente buena, trabajadora". Consciente del peligro que supone para miles de senegaleses cruzar el mar en un cayuco, quiere convertirse en altavoz que comunique su país con la otra orilla del mundo. "Allí no saben cómo es la vida en Europa, creen que esto es el paraíso y el problema no es sólo el mar, es lo que hay después", dice en referencia a las múltiples trabas que el consulado de su país pone cuando se trata de tramitar los permisos de residencia.

En su caso, puede que la cosa sea más fácil ya que el padre de Djiby ya tiene nacionalidad española. "Lo malo es que tengo que viajar para hacer las noticias y mi periódico paga el salario de Senegal", una cantidad que traducida a euros resulta del todo insuficiente para asumir los gastos de transporte, manutención y residencia de un corresponsal en el extranjero. "Siempre tengo que pedir dinero a mi padre y eso no me gusta", explica en la puerta del locutorio telefónico que regenta su padre y donde él pasa el día enganchado a internet. A pesar de sus limitadas posibilidades, tiene grandes aspiraciones. "Necesito una cámara de vídeo para mandar imágenes a la televisión de Senegal".

Publicado en el Diario Córdoba
Autor: Araceli R. Arjona

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