A sus 26 años, María llegó a Ourense por amor, detrás de una pareja conocida por Internet, a finales de diciembre de 2008. Poco más de un mes después se dedicaba a la prostitución y moría asesinada por un cliente que decía estar enamorado de ella. La joven despareció en Ourense el 11 de febrero. Tras 15 de días de infructuosa búsqueda, una carambola del destino hizo posible conocer este miércoles su final. Ramón F. A., un orensano de 48 años, casado y con un hijo, envió esa tarde un mensaje desde el móvil a su mujer. Anunciaba su intención de quitarse la vida "desde el puente de Albarellos", en la comarca de O Ribeiro. La esposa avisó desesperada a la Policía y saltó la alarma. Ramón F. A. era una de las personas que estaban siendo investigadas por la desaparición de Da Silva. Era el último cliente que la había visto con vida.
Minutos después de la llamada de alerta de su mujer, la Guardia Civil encontró a Ramón F. A. subido al puente -la chaqueta hecha un ovillo al lado del coche, el móvil encima- dispuesto a lanzarse al río. Los agentes consiguieron disuadirlo. Lo metieron en el furgón, donde percibieron que "iba muy nervioso" y lo entregaron a la Policía Nacional. Se derrumbó: había golpeado a María Socorro el día de su desaparición con un objeto contundente que presuntamente le provocó la muerte, les confesó.
El suceso tuvo lugar en un piso del centro de la ciudad en el que ella ejercía la prostitución. Ramón la metió en su coche y se la llevó su pueblo para arrojar el cadáver al río Avia desde el puente de Albarellos, en el término municipal de Boborás. El mismo puente desde el que él intentó quitarse la vida 15 días después. Un equipo de buzos de A Coruña encontró el cuerpo de la joven a media tarde de ayer entre el fango, a unos cuantos kilómetros del lugar donde había indicado el supuesto asesino, en los alrededores de la Presa de Cabanelas.
María Socorro tuvo una breve estancia en España. Llegó a Ourense en diciembre de 2008 atraída por un amor surgido en un chat en Internet. Dejaba una hija pequeña en Brasil. Pasadas las fiestas navideñas, la pareja acabó. "Rompieron mal", comentan fuentes de la investigación, a la vista de la denuncia que el hombre interpuso acusándola de agresiones. La denuncia fue de ida y vuelta porque, en el juicio, Da Silva acusó a su ex pareja de haberle quitado el pasaporte. Y se vio sola.
Cuando la relación se quebró, acudió al Centro de Información a la Mujer (CIM) del Ayuntamiento de Ourense a pedir protección. Desengañada, empezó a ejercer de prostituta. Hasta que uno de sus clientes acabó con su vida. En su breve estancia en Ourense hizo amistad con una joven compatriota. Vivían juntas en un piso del barrio de O Couto. Fue su amiga quien presentó la denuncia por la desaparición. Durante los 15 días en que la Policía Nacional y efectivos de la Guardia Civil la buscaron peinando la ciudad, su cuerpo estaba sumergido en el río del pueblo natal de su agresor. Se la había llevado a su lugar de origen.
Las dos semanas anteriores, Ramón F.A. había incurrido en continuas contradicciones en las declaraciones que realizaba ante la Policía, pero no había suficientes pruebas contra él. Ayer, siete buzos del GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas) encontraron su cadáver. El subdelegado del Gobierno en Ourense, Camilo Ocampo, había pedido la colaboración a todos los alcaldes de la comarca.
El cuerpo sin vida de Socorro apareció a media tarde, apenas dos meses después de su llegada a España, a cuatro kilómetros del lugar en el que había sido arrojado el 11 de febrero. Dos horas antes, los efectivos que realizaban el rastreo habían encontrado un vaquero con la inscripción "Mari Brasil" que no dejaba dudas. Un indicio de que estaban cerca y de que podrían encontrar, por fin, el cadáver de la joven, la prueba imprescindible para poder imputar el delito.
Publicado en el diario El País
Autor: Cristina Huete
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