La encantadora de Florencia (Mondadori, 2009). Conjugando la historia y la leyenda, Salman Rushdie nos transporta en su última novela a la Mongolia del siglo XVI, a donde llega un viajante europeo a la corte de Akbar, en la que vivirá numerosos acontecimientos; esta historia que es la historia de una princesa, descendiente de Genghis Kan, que Rushdie nos la cuenta con una prosa fuerte y vigorosa, y está contándonos una historia de fabula con historias dentro de historias, como si fueran matrioskas y que nos recuerdan a las mil y una noches, con sus ambientes orientales en los que se puede incluso oler las fragancias que envuelve a cada uno de los cuentos. Con este libro Rushdie se afianza si cabe aún más como uno de los escritores más interesantes del momento, y uno de los mejor situados para ganar en un futuro no muy lejano el Premio Nobel. Y es que en esta novela aparece el mejor Salman Rushdie, con una historia narrativamente perfecta, que engancha desde las primeras páginas y que al final se hace corta, ya que en realidad apenas ocupa 318 páginas; las restantes son de bibliografía, e incluso hay un apartado de las webs consultadas.
Mate jaque (Mondadori, 2009). Javier Pastor (Madrid, 1962) va por libre y es también uno de los más libres narradores de la última hornada. Su tercera novela, Mate jaque está estructurada como un falso palíndromo, esas frases que se leen igual de izquierda a derecha que al revés. Aunque Pastor formó parte de la antología Mutantes, una tribu heterogénea de escritores posmodernos con ganas de cambiar las formas tradicionales, no se siente partícipe de ningún grupo, más allá de su admiración por algún autor de su quinta, como José María Pérez Álvarez (ganador del Premio Bruguera por La soledad de las vocales), no incluido entre los mutantes. De hecho, el autor sí se integra en otro selecto club, el formado por la media docena de autores a los que el maestro Juan Goytisolo decide cobijar bajo su ala.
El lobo (Mondadori, 2009). Hace meses que llegó el invierno, el más crudo que recordamos en muchos años. El frío se mete en los huesos, no para de llover y en algunos lugares, la nieve lo cubrirá todo hasta la llegada de la ansiada primavera. Y aunque es cierto que el tiempo es malo, siempre podemos encender la calefacción al llegar a casa o ponernos un jersey más para salir a la calle. Pero, ¿qué haríamos si tuviéramos que pasar el invierno solos, en el bosque, entre los seres que lo habitan? ¿Y si no fuéramos humanos, sino lobos, por ejemplo? Para responder a esta pregunta, y muchas otras, nada mejor que adentrarnos en las páginas de El lobo, la primera y exitosa novela de Joseph Smith. La de El lobo es una historia intensa, una novela que va ganando emoción narrativa conforme vamos pasando las páginas, hasta hacernos llegar a un final tan sorprendente como cargado de sentimiento, consiguiendo con ello, además, hacernos reflexionar, no sólo por el destino de este lobo con el que hemos llegado a sentir una verdadera empatía, sino también si la historia podría, en cierta medida extrapolarse al mundo de los humanos. Nos preguntaríamos entonces muchas cosas, estaríamos más atentos a las señales, no nos precipitaríamos a la hora de tomar decisiones que pueden cambiar nuestras vidas.
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