Incomprendido o detestado por la crítica y el espectador habitual del cine comercial, José Luis Guerín se mueve en la frontera del cine de autor, un cine eminentemente estético, y con el arte, el teatro, el cine clásico o la música como referentes. Con En la ciudad de Sylvia, Guerín construye un poema urbano, versificado en las calles de Estrasburgo, con una rima recurrente, las mujeres de la capital alsaciana, y entre ellas el personaje que interpreta Pilar López de Ayala.
En la presentación del filme en Barcelona, tras su participación en el concurso de la Muestra de Venecia, Guerín ha dicho hoy que la cinta, como todos sus proyectos, "surgió de la yuxtaposición de un rostro y de un paisaje". El rostro no era otro que el de Pilar López de Ayala. "Deseaba filmar a Pilar", comenta el director, quien ha recordado que desde pequeño, cuando comenzó a filmar a los 13 años, ya sentía atracción como observador de actrices como Claudia Cardinale o Lilian Gish, a las que conocía incluso antes de saber qué directores había detrás de las cámaras que las filmaban.
En esta ocasión, el germen del filme fue "un deseo muy lúdico por filmar a Pilar y unas enormes ganas de reivindicar en el cine algo tan natural como la sencillez", declara un Guerín contrariado por la profusión de "tantas tramas y subtramas en las películas actuales y esa obligación a dar tantas explicaciones".
Según el director de Innisfree, su intención primera era "hacer una película sumamente sencilla, que más que en el argumento, se edificara sobre el matiz, el detalle, casi minimizando la trama". Sin apenas diálogo, el filme es un juego de miradas, de observación, incluso de voyeurismo bienintencionado por parte del protagonista, interpretado por Xavier Lafitte, que explora la ciudad en busca de un fantasmagórico objeto del deseo, la Sylvia a que alude el título.
Puedes ver el trailer en:
http://es.youtube.com/watch?v=ae6bKdDhfqI
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