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jueves, 5 de febrero de 2009

El Senado italiano pretende criminalizar a los 'sin papeles'

Para aumentar la seguridad hay que reducir los derechos de los inmigrantes. Esa es la máxima del Gobierno italiano y esta semana el Senado se encargará de darle forma. Este martes empezó en la Cámara alta la discusión de la Ley de Seguridad. Es el último punto del paquete de seguridad que prometió Silvio Berlusconi durante la campaña electoral. Uno de los cambios legislativos más importantes es que, a partir de ahora, la clandestinidad será un delito.

El Gobierno de Berlusconi ya había estudiado esta posibilidad pero finalmente tuvo que echarse atrás porque en el país no había suficientes cárceles para todos los clandestinos. El equipo de ministros ha encontrado una solución y es que, en vez de ir a la cárcel, los clandestinos tendrán que pagar una multa que puede llegar hasta los 5.000 euros. El que no pueda pagarla será expulsado inmediatamente. El resto de puntos de la ley giran en torno a este cambio. Dado que ser clandestino será un delito, quien no denuncie a un clandestino será considerado cómplice. Por este motivo, los médicos estarán obligados a avisar a las autoridades cuando un indocumentado visite su consulta.

Derecho a la salud
Médicos Sin Fronteras (MSF) ha empezado una campaña para evitar que este cambio siga adelante. El presidente de MSF Italia, Kostas Moschochoritis, explicó que “si se aprueba esta enmienda, se corre el riesgo de crear un clima de miedo y de desconfianza, reduciendo así el acceso de los inmigrantes indocumentados a los centros sanitarios, a pesar de que es un derecho que garantiza la Constitución”. Encima de la mesa hay otras propuestas, como por ejemplo la prohibición del burka. Se prevé que todos los cambios sean aprobados este mes.

Muchos de estos cambios llegan de la mano del ministro de Interior, Roberto Maroni, perteneciente al partido Liga Norte, abiertamente racista. El líder de la Liga, Umberto Bossi, ya dijo después de las elecciones que para ocupar ese cargo hacía falta “alguien con pelotas”. Y a Maroni no le ha temblado el pulso. “Para luchar contra la inmigración ilegal y todo el mal que conlleva no hace falta ser bondadoso, sino malo”, dijo el pasado lunes el titular de Interior. La presión de Lampedusa

La campaña emprendida por el Gobierno, que relaciona inmigración con delincuencia, tiene el apoyo continuo de los medios de comunicación, ya que destacan los delitos de los inmigrantes para acentuar la sensación de miedo. El Gobierno justifica su posición, que es de las más duras de la Unión Europea en asuntos de inmigración, con la llegada masiva de africanos a la isla de Lampedusa. En 2008 desembarcaron más de 31.250 inmigrantes indocumentados. Algunos fueron enviados a Italia y otros fueron expulsados. El país de donde más inmigrantes llegan es Libia.

Publicado en el diario Público
Autor: Jordi Mumbrú

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