La patera que naufragó el pasado domingo en aguas de Lanzarote ya ocupa su negro lugar en la historia de la inmigración clandestina en España. No en vano, los 25 fallecidos cuyos cuerpos han sido ya recuperados, pasan por ser la cifra más alta de entre las contabilizadas en tierra desde que arribó la primera barcaza clandestina a las costas españolas en 1988.El número de muertos incluso podría ser mayor, a tenor de las declaraciones tomadas a varios de los seis supervivientes del naufragio, quienes afirman que en la patera viajaban 32 personas, en lugar de las 28 de las que se habló en un principio. De este modo, aún estaría por determinar el paradero de otro inmigrante, tras quedar descartado que alguna persona pudiera haber huido tras llegar a nado hasta la playa de Los Cocoteros.
Fue el juez de Primera Instancia e Instrucción del Juzgado Número 1 de Arrecife, Ricardo Fiestras Gil, quien confirmó ayer que en la barquilla viajaban 32 sin papeles, de los que cuatro eran niños pequeños de entre 8 y 11 años. El resto serían dos mujeres adultas y 26 varones, cuya edad no especificó el magistrado. El juzgado precisó que la patera, que contaba con un pequeño motor de gasolina, salió de Tarfaya (Marruecos) y, "al llegar cerca de la costa de Lanzarote, volcó al chocar contra una roca". El juez puntualizó que aún está por establecer si el patrón de la patera se encuentra entre los cadáveres rescatados, y recalcó que ninguna de las mujeres fallecidas se encontraba embarazada. El magistrado subrayó que no hay constancia de que ningún ocupante de la barcaza llegara a la costa y huyera, a pesar de algunos testimonios de vecinos de la zona y policías locales, que indicaron lo contrario en un primer momento. De igual modo, el Ministerio del Interior de Marruecos, a través de su homólogo español, ha solicitado que se faciliten las fotografías de los fallecidos para su identificación y posterior repatriación.
Tras los datos aportados por el juzgado de Arrecife, se retomaron las labores de búsqueda de los inmigrantes desaparecidos, un operativo que había sido suspendido a mediodía tras ser hallado el cadáver número 22. A media tarde, agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil, en colaboración con una embarcación del Grupo de Emergencias y Salvamento del Gobierno canario, localizaban tres nuevos cuerpos correspondientes a niños de entre 13 y 15 años.
La consejera de Bienestar Social del Gobierno canario, Inés Rojas, reconoció que en la patera viajaban una veintena de menores, de los que sólo uno habría sobrevivido. Una de las mujeres viajaba con sus tres hijos, que perecieron junto a ella. Rojas invitó a las administraciones a "reflexionar" para ver qué podemos hacer en los países de origen. "No se trata de dar más ayuda, sino de ayudar de una mejor manera", arguyó la consejera regional, quien explicó que "debemos trabajar juntos para evitar que se repitan sucesos como éste, porque Canarias no puede acostumbrarse a hechos así".
Las víctimas serán despedidas esta tarde con una misa organizada en la Iglesia de San Ginés de Arrecife y a la que, entre otras autoridades, tiene previsto asistir el presidente del Ejecutivo regional, Paulino Rivero.
Los menores se multiplican por cinco en sólo dos meses
La tragedia de la patera siniestrada en Lanzarote ha vuelto a poner de manifiesto la grave situación de los menores extranjeros no acompañados en Canarias. No en vano, una veintena de los ocupantes que viajaban en la barquilla accidentada eran menores de edad, varios de ellos hermanos. En este sentido, en lo que va de año han arribado a las costas del Archipiélago en torno a 120 menores inmigrantes, cinco veces más de los que llegaron en los dos primeros meses de 2008. Si se mantiene esta progresión, a finales de año podrían arribar más de un millar de jóvenes africanos. Para mitigar este grave problema, la Consejería de Bienestar Social está a la espera de que la vicepresidenta del Gobierno, Teresa Fernández de la Vega, ofrezca alguna instalación alternativa que contribuya a aliviar la actual saturación de los dispositivos de emergencia de las Islas. Este macroespacio, que serviría de base para las derivaciones de menores a la Península, podría ubicarse en La Laguna, en zonas como Las Raíces o Los Rodeos
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