Moustapha Amar abandonó su Senegal natal rumbo a Europa en el año 1993, para continuar sus estudios de Derecho en nuestro país. Su travesía, sin embargo, tenía otro objetivo más allá del puramente académico, el formarse y regresar a su país para contribuir desde dentro al desarrollo de África. Se instaló en Bilbao y pagó sus estudios de Informática, Español y Empresariales con la venta ambulante. Una década después volvió a su tierra como delegado y coordinador de proyectos en África del Oeste de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Además, desde 2006 preside la asociación para el Codesarrollo (ASCODE), una organización creada en 2002 para servir de marco de reflexión y de acción que permita movilizar los esfuerzos de sus miembros para el desarrollo de Senegal. DIARIO DE AVISOS ha tenido la oportunidad de dialogar con él acerca del presente y el futuro del fenómeno migratorio en el continente africano.
- Usted llegó a Europa en 1993 para continuar sus estudios de Derecho. ¿Cree que la inmigración africana ha cambiado mucho desde entonces?
"Efectivamente llegué en 1993 a Europa con esta intención, pero mi destino me llevó luego a otros estudios y temas. Desde mi experiencia y en mi opinión, la inmigración, en general, y la africana, en particular, ha experimentado un cambio radical en las dos orillas los últimos años. En muchos países africanos los jóvenes están desesperados ante la situación de inactividad profunda en la que se han sumergido, lo que ha producido una avalancha de personas hacia El Dorado europeo. Esta situación de aumento de la inmigración llamada clandestina ha puesto aún más difícil la situación de muchos de los que ya vivían en Europa. Así, se han endurecido las leyes de inmigración y una parte importante de la población de estos países receptores empieza a preocuparse ante una posible invasión del otro. De este modo, las esperanzas de un inmigrante de lograr su ciudadanía completa también van desvaneciéndose".
- ¿Tan compleja es la situación en países como el suyo para que los jóvenes tengan que jugarse la vida en un cayuco?
"Tal como he dicho anteriormente, los jóvenes están desesperados ante la falta de empleo y de perspectivas de futuro. Nuestros países siguen estando en situaciones difíciles y aún más en esta época de crisis, que hace que nuestras economías estén moribundas. Hay que tener claro que nadie se va de su tierra porque quiere, sino que lo hace por desesperación. Y no hay que olvidar que los medios de comunicación, como la televisión, hacen que en África se conozca la manera de vivir de las sociedades adelantadas, lo que supone el verdadero ’efecto llamada’. En Senegal, la mayoría de la población es rural y sólo tenemos tres meses de lluvia al año para poder cultivar la tierra y, por lo tanto, vivir decentemente poco tiempo. En las áreas urbanas, sólo existen posibilidades de un comercio informal que en realidad no permite sobrevivir. Los métodos empleados para paliar la situación de desempleo no pueden satisfacer a muchos. Estas razones son las que en realidad conducen a nuestros hermanos y amigos a jugarse la vida para intentar lograr un soplo de tranquilidad y bienestar en sus vidas".
- ¿Cómo se puede convencer a los jóvenes africanos de que la inmigración irregular no es la solución?
"No hay que convencer a nadie de que la inmigración no es la solución. Hay que actuar para que nuestros países tengan bienestar, y así los jóvenes se convencerán por sí mismos de que ya no es necesario emigrar. Sólo dejan a sus familias para buscar una vida mejor. Y si tuvieses esas posibilidades que ofrece Europa en tu tierra, pienso sinceramente que Europa se quedaría sin inmigrantes africanos. La verdadera solución sería que los jóvenes africanos encontraran en sus países de origen, junto a los suyos, las posibilidades de tener una vida digna y con perspectivas de mejora".
- ¿Los gobiernos en África son conscientes del problema que supone la inmigración clandestina para zonas como Canarias?
"Sí. Los gobiernos son muy conscientes de los problemas que la inmigración conlleva, pero también del apoyo que supone para las economías europeas. El problema radica en que los gobiernos europeos no pueden ofrecer todas las soluciones que desearían. De hecho, a veces son incapaces de solucionar los problemas. Pero también es evidente que África no puede culpar a Europa y olvidarse de sus responsabilidades, como procurar el bienestar a los jóvenes africanos. Canarias es una zona muy próxima a algunos de nuestros países y, por lo tanto, hay razones de más para que los inmigrantes piensen primero en irse allí para luego poder dar el salto a otras zonas de Europa. Y hay que reconocer que Canarias es muy solidaria con África, tanto a nivel interno como externo".
- Usted regresó a Senegal para contribuir al desarrollo de su país desde dentro. ¿Cree que jóvenes senegaleses podrían seguir su ejemplo?
"Yo no pretendo ser un modelo para los jóvenes. Pero lo que sí tengo claro es que debemos contribuir al desarrollo de nuestro continente. Y una forma para lograrlo es regresando y aportando nuestro granito de arena, tratando desde dentro de contribuir a mejorar la vida de miles de personas. Yo elegí regresar porque creo que con la formación y los contactos que logré en España, lo siguiente que debía hacer es aplicarlo en mi país, contribuyendo a hacer feliz a mi gente".
- ¿Qué proyectos se están llevando a cabo en la actualidad en el África subsahariana para paliar la salida de estos inmigrantes clandestinos?
"Lo primero que hay que hacer notar es que, más que la emigración hacia Europa, los desplazamientos se producen primero dentro de África, entre países y entre diferentes zonas de un mismo país. En Senegal se está haciendo hincapié en el tema agrícola para paliar el éxodo rural, con el objetivo de enriquecer a estas poblaciones. No podemos tener bienestar si no trabajamos la tierra, si no hay formación, si no hay material, si no hay infraestructuras sanitarias, de transporte, etc. Tenemos que concentrar nuestros esfuerzos en las zonas rurales y áreas como la agricultura, la formación y la creación de infraestructuras. La Fundación CEAR que represento en África del Oeste trabaja en este sentido, contribuyendo a fijar las poblaciones en sus zonas con acciones concretas, a luchar contra el desarraigo".
- Con ese objetivo nació también ASCODE...
"Cierto. Estando en Madrid, en 1997, trabajando con la Fundación CEAR, comenzamos a reflexionar sobre cómo podíamos conseguir que los emigrantes senegaleses contribuyan al desarrollo de su país y fueran actores conscientes y protagonistas del futuro de Senegal. Para responder a estas cuestiones creamos la Asociación Cooperación y Desarrollo, con el objetivo de canalizar los esfuerzos de los emigrantes, allá donde estén, para que puedan participar en el desarrollo de su continente. Debemos ser actores protagonistas, no meros espectadores".
- En su país y, en general en África, ¿creen que España y la Unión Europea están lo suficientemente implicadas con África?
"Europa no puede caminar sin África; primero por razones históricas, pero también por la proximidad que muchos países europeos tienen con nuestro continente. España es un ejemplo. Esta implicación existe, pero pensamos que debe orientarse hacia una cooperación técnica en las materias donde haya más necesidad, y no sólo la cooperación con los países que estratégicamente interesan más".
- El futuro de África, ¿puede pasar por potenciar el papel de la mujer?
"Tal como se suele decir, la mujer es la fuente de la vida, y sin duda creo que la mujer africana es la esperanza para nuestro éxito. En África hay muchas mujeres hoy que están luchando por una vida mejor para sus hijos. El papel de la mujer debe ser reforzado para que sea el motor del desarrollo de nuestros países. Pero tenemos que tener claro que no debemos establecer una línea roja entre hombres y mujeres. Necesitamos hombres y mujeres capaces de hacer de nuestros países lugares de bienestar social".
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