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domingo, 23 de noviembre de 2008

"La mujer inmigrante puede ser un vehículo de desarrollo para muchos países"

Mujer e inmigración son dos términos que empiezan a estar cada vez más relacionados. No en vano, cada año llegan a Canarias más féminas en busca de un futuro halagüeño para ellas y sus familias. La mayoría, sin embargo, terminan abocadas a trabajos indignos o, lo que es peor, sometidas al control de mafias que las obligan a prostituirse. Éstos y otros problemas estuvieron esta semana en el centro del debate en las III Jornadas Técnicas sobre Inmigración, que organizó la Fundación Pedro García Cabrera. La directora del Instituto Canario de la Mujer, Isabel de Luis, fue la encargada de clausurarlas en Santa Cruz de Tenerife, tras lo cual analizó para DIARIO DE AVISOS el papel y los retos que presentan las mujeres migrantes en las Islas.

- ¿Cree que a la mujer inmigrante se le reconoce el papel que realmente tiene?
"Para nada. Últimamente estamos demasiado centrados en la inmigración ilegal que llega en cayuco, que es casi toda masculina. Por eso, cuando pensamos en inmigración no pensamos en tantas y tantas mujeres que llegan a Canarias, sobre todo de Hispanoamérica, buscando una mejora en sus condiciones de vida y las de sus familias. Se han incorporado a tareas que fundamentalmente tienen que ver con el ámbito del cuidado doméstico, la atención a mayores, etc. Y hay otras que caen en manos de mafias que las someten a procesos de deterioro que las lleva inevitablemente al desempeño de la prostitución. Ese es un campo donde las discriminaciones no sólo son dobles, por ser mujer e inmigrante, sino que además tienen un claro componente de exclusión social, que produce una bolsa importante de mujeres inmigrantes. Nosotros manejamos unos datos que hablan de que un 95% de las mujeres que ejercen la prostitución en Canarias son de procedencia extranjera".

- En muchos de estos casos, además, a la problemática de la inmigración se une la de la violencia de género...
"Cierto. Estamos notando un incremento importante de esa problemática en el ámbito de la mujer inmigrante. Tiene que ver, posiblemente, con el hecho de que muchas de estas mujeres están aquí solas, no tienen un cobijo familiar estable y son víctimas, más que otras, de esa supremacía machista y de un modelo patriarcal que domina en muchos de sus países. Se trata de un modelo que en algunas zonas está asumido socialmente, pero que aquí en España lo estamos superando, no con la celeridad ni la efectividad que sería deseable, pero que al menos sí nos permite estar en la vía de radicar este cómputo siniestro de muertes de mujeres".

- En muchos foros internacionales se habla abiertamente de que la mujer africana debe asumir un rol protagonista, por ejemplo, a la hora de controlar desde dentro los flujos migratorios. ¿Qué piensa usted de esto?
"Sin duda. Prueba de ello es que el número de mujeres que se embarcan en un cayuco es casi testimonial. Yo creo que las mujeres africanas han asumido que deben quedarse en sus países, y nosotros debemos hacer todo lo posible por darles el papel que merecen. En estos países, la mujer es un vehículo de desarrollo. Y una mujer preparada, con medios, puede ser motor de la economía, porque mejorará el cuidado de su familia, lo que redundará en la mejora de la salud, la alimentación; será capaz de hacerse empresaria y artesana, etc. Es un modelo importante para que la población, sobre todo los jóvenes, se fijen en ellas y no piensen en emigrar a Europa".

- ¿Qué proyectos tiene en la actualidad el ICM con el colectivo de mujeres inmigrantes?
"Tenemos un proyecto con Médicos del Mundo, en el campo de la prostitución, realizando intervenciones y haciendo vigilancia, asesoramiento, control profiláctico, etc. También tenemos otro con la organización Solidaridad y Cooperación, para la atención de mujeres inmigrantes; está el Proyecto Clara de Cáritas Diocesana, que ofrece posibilidades de inserción laboral y formación a mujeres inmigrantes; estamos realizando algunas colaboraciones con Casa África, para propiciar la llegada a Canarias de mujeres africanas para cursos, jornadas, etc. El Instituto Canario de la Mujer actúa a través de las ONG, financiando proyectos que presentan estas asociaciones. Pero es un campo que tenemos que extender aún más, porque hay sectores que no cubrimos del todo".

- La recesión económica está afectando mucho a los inmigrantes, especialmente a las mujeres...
"Claro. Sin que estuviéramos inmersos en esta situación de recesión económica, la mujer inmigrante ya se veía obligada a realizar trabajos inferiores a su cualificación. No debemos perder de vista que muchas de las mujeres que llegan tienen una cualificación académica media, que les debería permitir el acceso a un puesto de trabajo y una remuneración mejor. Pero esos puestos suelen estar ocupados por los naturales del lugar y ellas se tienen que conformar con otros peores. Eso les hace caer en el conformismo, porque lo que quieren es trabajar para poder mandar dinero a sus familias. En una época como la actual, muchas mujeres inmigrantes están teniendo mucha competencia para desarrollar incluso estos trabajos de menor capacitación, lo que está provocando que muchas hayan solicitado el retorno voluntario a sus países. Espero que esta situación sea lo más coyuntural posible y que las cosas vuelvan a su cauce cuanto antes".

- Pese a todo, la situación de la mujer va cambiando, ¿no?
"Es verdad que se ha avanzado muchísimo en el campo de la igualdad entre los sexos, pero es que partíamos de un punto donde las diferencias eran muy grandes. Hace treinta años se consideraba a la mujer casi menor de edad durante toda su vida. El proceso ha sido largo y costoso hasta llegar a donde estamos ahora, y ha sido posible gracias a las mujeres que conformaron la vanguardia del feminismo en los años 50 y 60. Nosotros estamos recogiendo los frutos de ese movimiento de lucha. Hoy tenemos un marco legal que ampara la igualdad, pero aún falta igualdad real en ámbitos como el laboral; falta corresponsabilidad en el ámbito privado, donde queda un terreno que abordar con firmeza. Ahí es donde más está trabajando ahora el Instituto Canario de la Mujer, en incorporar al hombre a la igualdad y hacerle ver que mantener su estatus tradicional de prepotencia y poderío no le trae tanto beneficios como él piensa".

- ¿En esa línea están los retos del ICM para el futuro?
"Sin duda. Uno de los retos que me marqué cuando llegué al ICM fue la incorporación del hombre a la lucha por la igualdad. Con ese objetivo, el próximo 8 de marzo de 2009 -con motivo del Día de la Mujer-, Canarias acogerá un congreso internacional sobre la nueva masculinidad, donde asistirán expertos en la materia. También está la Ley Canaria de Igualdad, que es una adaptación y contextualización de la Ley de Igualdad, aprobada el pasado año. Con ella queremos promover el asociacionismo femenino, incentivar que las empresas se sumen a las políticas de paridad o potenciar los permisos de paternidad. También los medios de comunicación y la publicidad deben mostrar que la nueva masculinidad es buena para los hombres. No se pueden admitir determinadas conductas, porque la sociedad pierde si no hay igualdad".

- ¿Actúa o puede actuar de oficio el Instituto Canario de la Mujer ante situaciones de desigualdad o trato machista, por ejemplo, en la Administración o en los medios de comunicación?
"Claro. Cuando una mujer crea que se le está dando un tratamiento incorrecto, discriminación por su sexo o un tratamiento vejatorio desde una perspectiva sexual, puede ponerse en contacto con nosotros, que posteriormente nos dirigimos a la entidad que está actuando incorrectamente. Bien es verdad que no tenemos capacidad sancionadora, a menos que sean cuestiones que tengan que ver con el ámbito empresarial, donde la Ley de Comercio sí establece sanciones, por ejemplo cuando una publicidad tiene un claro componente de engaño. Pero no actuamos sólo cuando se discrimina a la mujer, también cuando se hace con el hombre. De hecho, yo he cursado varias advertencias a algunos medios de comunicación, que han surtido efecto sin necesidad de acudir a organismos superiores".

Texto: José Luis Cámara
Foto: Sergio Méndez

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