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domingo, 18 de enero de 2009

"La inmigración es un derecho natural, el derecho a la supervivencia y a la vida"

Licenciado en Ciencias Políticas y doctor en Relaciones Internacionales, el congolés Mbuji Kabunda es profesor y miembro del Instituto Internacional de Derechos Humanos de Estrasburgo desde 2004. Considerado uno de los ensayistas africanos más destacados de la historia reciente, estuvo esta semana en Tenerife en el marco de unas jornadas organizadas por Cruz Roja, donde atendió a DIARIO DE AVISOS.

- Asistimos a conflictos como el de Gaza, Congo, Somalia, Afganistán, etc. En todos hay un denominador común, las violaciones de derechos humanos, situaciones a las que parece que no se les pone freno, ¿no cree?
"Cualquier conflicto que estalla suele acompañarse de la violación de derechos humanos, máxime cuando nos encontramos en un momento de neoliberalismo salvaje que da prioridad a lo económico en detrimento de lo político. Es una consecuencia directa del propio modelo neoliberal, donde lo humano prácticamente no cuenta, y eso es lo que estamos viendo en zonas como Gaza, Somalia o el Congo, donde tanto las tropas gubernamentales como las guerrillas no se preocupan de conseguir el apoyo popular o la legitimidad, sino que se manifiestan mediante atrocidades de todo tipo".

- Y da la sensación de que los gobiernos no ponen todas las medidas posibles para evitar conflictos bélicos de esta índole...
"Claro, porque los propios gobiernos son parte del conflicto y se comportan en muchos casos como los combatientes. Lo estamos viendo en Gaza, con la actitud de Israel hacia el pueblo palestino; o en el Congo, donde el ejército gubernamental se dedica a violar, vejar, robar y otras acciones contra los derechos humanos. Es lo curioso de este mundo que nos toca vivir, donde no hay una diferenciación clara entre las fuerzas de los gobiernos, que deben encargarse del mantenimiento de la paz, y de las fuerzas rebeldes que privilegian el uso de la fuerza para conseguir sus propósitos".

- Al menos, en África o Israel la opinión pública está informada de lo que ocurre, mientras que en países como China no salen a la luz las atrocidades que llevan a cabo los propios gobiernos...
"China siempre ha hecho caso omiso de los principios democráticos, los derechos humanos y el respeto por el medioambiente. Y esto forma parte de su realidad interna. Pero no es una práctica exclusiva de China. Muchos países europeos también apoyan dictaduras en África o América, mientras hablan de respeto a los derechos humanos. Es una contradicción de las políticas de muchos estados".

- Las violaciones de los derechos humanos están vinculadas a menudo a las migraciones...
"Los inmigrantes constituyen el colectivo más vulnerable y asisten sistemáticamente a la vulneración de sus derechos, tanto en sus países de origen como en los de acogida. En estos países receptores a menudo se utiliza la inmigración como estrategia para resolver la crisis interna, o incluso para deshacerse de un grupo determinado. Por ejemplo, en los países del Norte no se reconocen derechos elementales como el de la libre circulación o el de participación en las actividades políticas, económicas y culturales. Por lo tanto, es llamativo que este grupo que contribuye a la prosperidad económica de los países, vea cercenados sus derechos. Esto hay que corregirlo. Los países de origen deben poner en práctica políticas de reinserción y a favor de sus inmigrantes, porque contribuyen a la entrada de divisas; y, por otro lado, los países del Norte deben reconocer los derechos políticos de estas personas, que contribuyen al crecimiento económico y a la renovación de la población".

- Qué está pasando en África para que la gente deba jugarse la vida en un cayuco?
"Se debe a varios mecanismos históricos y actuales, estructurales y coyunturales. Se han concentrado en el continente africano todos los factores de expulsión que han convertido a África en un infierno. Y, por otra parte, Europa se ha convertido en el polo de las riquezas, los derechos humanos y la democracia. Lo que motiva que cada vez salga más gente de África son las desigualdades que existen entre una Europa cada vez más rica y más vieja, y una África más joven y pobre. Mientras que no se resuelva esto, la inmigración no ha hecho más que empezar".

- Entonces, ¿seguiremos asistiendo a tragedias en las costas?
"Sin duda. Es triste que jóvenes africanos mueran en el mar por falta de información, información que sus gobiernos no les dan; y esto constituye una violación al derecho a la información. Por otro lado, la destrucción del medioambiente en el continente africano, nos expone a asistir en los próximos años a una migración ecológica, que podría alcanzar hasta los 300 millones de personas".

- ¿Por dónde cree que se debe empezar a trabajar?
"Se deben crear empleos y diversificar las economías africanas, que siguen siendo rentistas, con relaciones asimétricas y reglas concebidas por y para los ricos. Esto convierte a África en un infierno que expulsa a sus ciudadanos. Las medidas a tomar no son policiales, ni de ayuda al desarrollo, sino que hay que poner fin a los desequilibrios estructurales".

- En este contexto no cabrían acciones como las destinadas a favorecer el retorno, como está haciendo España...
"Potenciar la estrategia del retorno no es una solución, ya que ésta pasa por crear beneficios mutuos entre los países emisores y receptores. En la actualidad se ha impuesto un modelo occidental de desarrollo, con énfasis en la urbanización, la industrialización y la alfabetización, dando la espalda al crecimiento humano y social. La ayuda al desarrollo se ha convertido en ayuda al subdesarrollo. Nunca se pregunta a los africanos lo que necesitan, y además esta ayuda se ha convertido en un instrumento de clientelización al servicio de los países desarrollados".

- Los tránsitos de personas son cada vez más complejos y, como usted dice, provocan violaciones de derechos humanos, en los países de origen y de acogida...
"No cabe la menor duda. Al no reconocerse los derechos sociales y políticos de los migrantes, se están violando derechos fundamentales de las personas. Debe quedar claro que la inmigración es un derecho natural, el derecho a la supervivencia y a la vida. No es un delito; tampoco se debe demonizar ni usarse como arma política. Desde que el homo sapiens partió de África, la libertad de circular siempre había estado en el centro de las actividades humanas. Por tanto, se trata de un problema humano, cuya solución no pasa por el trato administrativo o policial, sino por el respeto a los derechos humanos, que los países del Norte deben empezar a tener en cuenta".

- ¿Qué importancia tiene la mujer en el control migratorio?
"En los últimos tiempos se puede hablar de una feminización del proceso migratorio, pues las mujeres africanas representan aproximadamente el 51% de los inmigrantes de este continente".

- Han salido a la luz documentos que reflejan violaciones de los derechos humanos en instalaciones como los centros de internamiento para extranjeros. ¿El Tribunal de Estrasburgo tiene conocimiento de esto?
"Desde luego. El hecho de confinar a personas en estos centros es el equivalente a los campos de concentración, y por lo tanto supone la violación de un derecho fundamental, que es el derecho a la libre circulación. Porque el único delito que han cometido estas personas es huir del hambre y la pobreza de sus países. No deberían existir barreras ante la miseria o las guerras, porque parece paradójico que se esté pidiendo a los africanos que se queden en sus países y, al mismo tiempo, se esté favoreciendo el subdesarrollo en el continente africano. Hay que resolver esta contradicción para permitir que los africanos puedan seguir viviendo en sus países y no tengan la necesidad de emigrar".

- ¿Sabe si ha habido denuncias sobre los CIE de Canarias?
"No tengo constancia de eso, aunque la Unión Europea los supervisa y tiene conocimiento de graves problemas en países como Libia, Mauritania o Senegal. Pero, más allá de episodios concretos, creo que es la sociedad civil la que debe dar a conocer estas prácticas, que constituyen la violación de derechos fundamentales".

- En diciembre se cumplieron 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿Cree que es un texto obsoleto?
"Creo que los países no lo toman demasiado en cuenta. El punto de partida debe ser el respeto y la aplicación mínima de esta Carta, que por ejemplo reconoce el derecho de las personas a salir de sus países sin necesidad de decir a dónde van. Aplicando de una manera mínima esta Declaración Universal, se respetarían bastante los derechos de los inmigrantes".

- ¿Qué papel juegan los medios en el marco de las migraciones y los derechos humanos?
"En el caso de la inmigración, los medios de comunicación en la actualidad tienen un papel nefasto, partiendo del propio vocabulario que suelen utilizar, presentando la inmigración como una avalancha, una amenaza, etc. Los medios deben mejorar en este aspecto y tratar de dar a conocer las verdaderas causas de la inmigración. Desgraciadamente, en muchas ocasiones se dan informaciones sesgadas, porque tampoco se permite el acceso a la verdadera información. Por eso, los medios deben de tratar de contrastar las informaciones, para reflejar siempre la otra cara de la verdad".

Autor: José Luis Cámara
Foto: Sergio Méndez

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