La vida, a veces egoísta y siempre caprichosa, le ha dado a David una segunda oportunidad, con la condición de que sepa aprovecharla. Con 18 años recién cumplidos, este joven grancanario cumple nueve meses de internamiento en el centro de medidas judiciales Valle Tabares. La culpa, según él, la tienen las "malas compañías" y su adicción a las drogas desde los 14 años.
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