Hace cuatro años Michel Diouf llevaba la camiseta del Barcelona por las calles de Pikine, en las afueras de Dakar, sin saber botar una pelota y, ahora, también la lleva, pero en la cancha de los juveniles del equipo catalán, con el que se ha convertido en una de las promesas del baloncesto español. "La cancha y los libros tienen más futuro que los cayucos", las pequeñas embarcaciones con que muchos jóvenes de Senegal tratan de llegar al archipiélago español de Canarias, explica a Efe Omar Sow, ojeador de baloncesto que ha colocado a 18 chicos senegaleses en clubes españoles y también a Cheikh Samb en la NBA.Hasta que conoció a Omar, Michel, que ahora tiene 19 años y mide 2,08, apenas había entrado en una cancha de baloncesto, trabajaba en la construcción en Pikine y lo único que sabía de Europa es lo que oía hablar a los chicos de su edad. Entonces, casi al mismo tiempo que otro muchacho de Dakar con su mismo nombre y apellido y su misma estatura se iba al Cajasol de Sevilla, Michel salía hacia Canarias a estudiar y jugar en el Arona de Tenerife, y de allí a Cataluña, para integrarse en las categorías menores de baloncesto del Barcelona.
Cuatro años más tarde, Michel ha pasado su última temporada cedido en el Gijón, está de vuelta en el Barcelona y se ha convertido en un ídolo en su barrio. No sólo sus cuatro hermanos, sino también el resto de los chicos del barrio lo admiran y quieren "ser como él", según dicen Aram y Ali, de doce y cinco años, mientras ven jugar a su amigo en la única cancha acondicionada que hay en Pikine.
Camisetas del Unelco Tenerife, Unicaja de Málaga, Barcelona y Tau Cerámica de Vitoria forman parte del paisaje de Pikine, donde los chicos trasladados a España han vuelto de vacaciones. Las vacaciones las aprovecha Omar Sow para organizar cada año un partido amistoso entre los jóvenes del barrio y las promesas de los equipos españoles, que lo tuvieron difícil para ganar en esta ocasión "Fomentar el deporte es mi manera de contribuir a mi barrio", del que Omar dice sentirse orgulloso y al que acude muy a menudo para "seguir dando oportunidades a los chicos que tienen ganas y aptitudes".
Sensaciones
En el partido de este año, ni la música que sonaba y dejaba de sonar, ni la ausencia de iluminación pudieron parar el juego, en el que unos y otros luchaban por cada canasta bajo la atenta mirada de la grada, que se decidió por animar a los "locales". "África es la cantera de Europa", dice Omar, quien, después de 15 años trabajando entre Senegal y Canarias, afirma no haber visto en España "tantas cualidades físicas y capacidad de sacrificio" como las que ha encontrado en las calles de barrios de Dakar como Saint Louis, Thies, Pikine o Mbur.
Ejemplo de que la apuesta por el baloncesto africano da sus frutos es Mamadou Samb, ala pívot senegalés nacionalizado español, de 2,07 metros y 19 años, que participó este año en el Nike Hoop Summit, torneo que se celebra en EEUU entre los mejores jugadores jóvenes de ese país y un combinado de promesas del resto del mundo. Después de conseguir la medalla de bronce con la selección española sub'20 en el Europeo de Rodas, Mamadou viajó a Senegal para estar con su familia y "para jugar el partido de Pikine y demostrarle a los chicos que hay otra forma de salir de aquí: trabajando", recalca Omar.
"Que ganen medallas o sepan marcar triples es lo de menos, lo importante es que no dejen de estudiar", explica Omar, quien, además de enseñarles a jugar al baloncesto, gestiona sus matrículas en los institutos españoles, lo que permite que chicos como Michel Diouf puedan conseguir el permiso para residir en España. Desde hace trece años, con la ayuda económica de Eloy García, dueño del Arona Básquet Sur, de Tenerife, Omar se encarga de que a los chicos no les falte nada: "Los llevo al médico si están enfermos, a clase, les ayudo a comprar lo que les falta para el piso", señala. Tenerife es el trampolín y, después de su paso por la isla, casi todos tienen ofertas de los clubes españoles, pues, hasta ahora, sólo tres no han conseguido colocarse, uno que se recupera de una lesión y dos que han vuelto a Senegal castigados por insultar al árbitro.
Texto y foto: Belén Rodríguez (EFE)
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