"Es increíble lo que hemos logrado", dijo Burghoorn, tres años y medio después de romperse la columna en un accidente de carretera en Canarias. "No sabía qué esperar. Sólo podíamos prepararnos mentalmente para ello", añadió. El proyecto nació en 2006, cuando un operador de viajes holandés, Just Schilder, se reunió con Willem Kamps, quien construyó y adaptó cuatro triciclos de conducción manual y una bicicleta mountain-bike para que Burghoorn y sus colegas pusieran en práctica su sueño.
"Queríamos dar el mensaje de que incluso si tienes una discapacidad puedes hacer cualquier cosa con una mente positiva", dijo el organizador de la expedición, Schilder. Con una preparación psicológica de dos años, el viaje por el Himalaya ha supuesto desafíos tanto "físicos como mentales", según reconoció uno de los participantes, el alemán de 31 años Bas von Neuwenhuizen, quien sufrió una descarga eléctrica hace 13 años.
Experiencia previa
Para el fabricante de los medios de transporte, Kamps, el viaje a través de los más altos pasos de la tierra -incluidos los 5.160 metros de altura del Gyatso-La-, supera su experiencia previa con discapacitados, a quienes llevó al pico Mulhacén (3.482 metros). Kamps, que organiza viajes en bicicleta y triciclo para personas con discapacidad en Europa y suele participar en el Tour de Francia para paralíticos del mes de septiembre, se propone ahora cruzar las montañas del Atlas, en el norte de África.
El participante de más edad del viaje Lhasa-Katmandú es el profesor Evert de Beer, de 66 años, que tiene la parte derecha del cuerpo paralizada desde el año 1992, víctima de un accidente de coche. "Regresar al Himalaya fue volver a ganar lo que había perdido. Siempre tuve la confianza de que lo lograríamos", dijo de Beer, quien solía realizar expediciones de senderismo en la región himaláyica india del Ladakh.
Junto a de Beer y los otros viajó también quien tiene movilidad limitada a un brazo tras sufrir un coágulo en el cerebro, por lo que su bicicleta contaba solo con marchas y frenos en una parte. Se trata de un empresario de 63 años, Wilfred Kemperink. "Antes volaba y ahora voy en bicicleta", dice con humor. El escenario ha sido absolutamente espectacular. La ruta estaba hecha para nosotros".
El quinteto lo completó una mujer, Jacqueline Westhof, de 49 años, antigua maestra de escuela que sufrió un cáncer hace dieciséis, perdió la movilidad de su pierna izquierda y ahora se siente "orgullosa" de sí misma tras esta experiencia "maravillosa". El día más largo de pedaleo fue de 100 kilómetros, en medio de un viaje "normal según los estándares del paisaje tibetano", es decir, con muchas subidas y bajadas. Y el viaje se complicó cuando la expedición se aproximó al paso de Gyatso-La, debido al clima, ventoso y frío: "Había curvas innumerables y pensábamos que la siguiente sería última, pero luego siempre venía otra", dijo Neuwenhuizen. "Tuvimos éxito -concluyó el líder de la expedición, Schilder- porque hemos sido un grupo de gente con un positivo sentimiento de éxito. Estoy muy contento por ellos".
Fuente: EFE
Foto: USVA
No hay comentarios:
Publicar un comentario