
Además, el incremento de sistemas de vigilancia como el Frontex ha provocado que las salidas sean cada vez más al sur de la costa del continente africano lo que incrementa los riesgos de la travesía aún más si cabe. El año 2008 fue el año de un triste récord. 45 personas fueron enterradas en el Archipiélago en tumbas sin nombre. A pesar de que se produjo un importante descenso en la llegada de inmigrantes, lo cierto es que superó en seis la cifra del año anterior que también había marcado un triste hito en casi tres lustros de fenómeno migratorio irregular.
Una de las mayores tragedias de 2007 tuvo lugar el siete de septiembre cuando diez inmigrantes se hundían como piedras a pocos metros de la costa de Agüimes. Creyendo que habían tocado tierra el patrón les obligó a saltar. El entumecimiento causado por el viaje les impidió nadar. Se ahogaron sin que nadie pudiera hacer nada. 2009 no está dando mejores datos. Entre enero y julio han arribado un 60% menos de inmigrantes que en el mismo periodo de 2008. Sin embargo, ya llenan las estadísticas 31 personas, las tres últimas este mismo mes de julio en la isla de El Hierro.
En la retina de todos permanece el rescate, el pasado mes de febrero, de 25 cuerpos, 20 de ellos de menores de edad, de las aguas de Lanzarote. Un cayuco se hundió cerca de la costa conejera un domingo en el que el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) detectó la embarcación pero desechó la alerta y los vecinos se echaron al agua para tratar de salvar alguna vida.
Precisamente este suceso encendió las alarmas en Canarias sobre el incremento de llegadas de menores de edad no acompañados que arriesgan sus vidas, a veces por iniciativa propia y otras por presiones familiares, para buscar un futuro mejor. Canarias acoge en estos momentos a 1.231 menores distribuidos por las siete Islas y en algunos centros de la Península. Con el suceso de Lanzarote, las comunidades de Guelmin y Assa perdieron casi una generación de jóvenes.
Publicado en el diario Canarias 7
Autor: Daida I. Rodríguez
Foto: J. L. Carrasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario