La actual crisis económica se ceba con los países más desfavorecidos y especialmente con las personas afectadas por sida. En el transcurso de este año, podrían paralizarse los programas de prevención y tratamiento del VIH en 22 naciones de África, el Caribe, Europa, Asia y el Pacífico. Así lo refleja un informe del Banco Mundial y de ONUSIDA (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH). Según este documento, ocho países ya están sufriendo las devastadoras consecuencias de la crisis económica, pues apenas les quedan fármacos antirretrovirales con los que tratar a las personas enfermas. Sólo estas naciones suman el 60% de la población mundial que recibe tratamiento para el sida.
Pero no sólo peligran los programas que facilitan los medicamentos necesarios para su tratamiento, también aquellos orientados a la prevención. En 34 países, que juntos representan el 75% de las personas con sida, ya se nota el impacto de la crisis en las ayudas destinadas a los grupos de mayor riesgo, como las personas que trabajan en la prostitución, drogodependientes y homosexuales.
Financiación
"Esto demuestra que muchos de nuestros logros alcanzados en la prevención y el tratamiento del sida podrían perderse debido al impacto de esta crisis económica", afirma Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA. "Cualquier interrupción o reducción en la financiación sería un desastre para los cuatro millones de personas que están en tratamiento y de millones más que actualmente se están beneficiando de los programas de prevención. Debemos solidarizarnos con los afectados por el VIH, que son quienes empiezan a ilusionarse con un futuro mejor".
El informe puntualiza otro aspecto. El acceso a los antirretrovirales en algunos países se ve afectado por la reducción de ingresos y también por el incremento del coste de los propios fármacos. Además, tanto el Banco Mundial como ONUSIDA recuerdan que una nutrición escasa también podría obligar a los afectados a interrumpir su tratamiento, ya que si no comen lo suficiente ni adecuadamente, esto afecta a la efectividad de su medicación.
Los expertos son conscientes de que los programas de tratamiento antirretroviral dependen fundamentalmente de la financiación y las ayudas externas y éstas se tambalean, ya que cerca del 40% de los países comprometidos a la financiación de este tipo de programas afirma que dejará de ingresar estas ayudas a lo largo de 2009 ó 2010.
Con este panorama, "las personas en tratamiento pueden perder su lugar en el 'bote salvavidas' y otros millones de afectados perderán la esperanza de comenzar con el tratamiento en un futuro cercano", explica Joy Phumaphi, vicepresidente para el desarrollo humano del Banco Mundial y primer ministro de salud para Bostwana. "No nos podemos permitir perder los logros alcanzados. Es fundamental que los países desarrollados destinen sus ayudas a la salud, la educación y otros servicios básicos de las poblaciones más pobres y más vulnerables". Por su parte, Sidibé también pide a los estados donantes mantener sus compromisos para ayudar a los 33,2 millones de personas que hay en todo el mundo infectadas con el VIH.
Publicado en el diario El Mundo
Foto: AP
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