Por primera vez en 17 años, el personal de la organización, al igual que el resto de la población, ha tenido que huir para salvar sus vidas y las de sus familias, lo que ha obligado al cierre de los tres centros de salud y del hospital pediátrico que gestionan en la ciudad. Los equipos de MSF estaban llevando a cabo una media de 2.500 consultas por semana y trataban a unos 400 niños desnutridos. En el hospital de Daynile, situado en el oeste de Mogadiscio, han atendido a 869 heridos desde principios de mayo, muchos de ellos mujeres y niños.
"Alrededor de 200.000 personas han tenido que huir durante los dos últimos meses en dirección a Afgooye y Jowhar. Todo el mundo está aterrorizado y en los últimos 15 días el número de víctimas mortales y heridos ha aumentado drásticamente. Resulta imposible poder prestar asistencia médica y humanitaria a aquellos que la necesitan", ha explicado desde Nairobi Mónica Camacho, coordinadora general de la misión de MSF en Somalia.
Refugios de plástico
En la ruta que lleva hacia Afgooye, al oeste de Mogadiscio, medio millón de personas están viviendo en refugios temporales hechos con palos y telas de plástico. Muchos de ellos han huido de Mogadiscio. El acceso a la salud es enormemente limitado y la falta de agua potable y de comida hace que la situación sea desesperada. Además, los asentamientos están saturados y esto aumenta considerablemente el riesgo de que se produzcan epidemias de cólera o sarampión. MSF hace un llamamiento a todas las partes enfrentadas para que respeten la integridad de los civiles y garanticen el espacio humanitario necesario para tratar a los heridos.
Publicado en el diario El Mundo
Foto: Reuters
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