Después de perder a su hijo en el mar, en un cayuco, Yaye B. Diouf creó la Asociación de Mujeres contra la Emigración clandestina del Senegal. El pasado sábado participó en Barcelona en la jornada sobre África organizada por Convergencia Democràtica de Catalunya.
-¿Cómo reaccionan los jóvenes cuando ustedes acuden a las playas e intentan convencerles para que no emigren?
-La respuesta es inmediata. Si un chico se va es responsabilidad de su madre, por eso si una madre habla con ellos le hacen caso.
-El papel de las mujeres en Senegal es muy importante.
-Llegamos donde no llega la política. En Senegal las mujeres no podemos participar en el sistema, pero somos la vía para llegar a los jóvenes; somos el núcleo de la familia.
-¿Como puede el gobierno frenar la emigración ilegal?
-Con educación. Es básico.
-¿Cómo está afectando la crisis en este sentido?
-Ahora los jóvenes tienen más esperanza, el problema es que las entidades locales necesitan más apoyo.
-¿Cuántos cayucos salen cada día de la costa senegalesa?
-Antes 7 u 8, ahora se ven muy pocos. Los propios jóvenes han hecho suya la iniciativa y controlan la costa.
-El salario medio en Senegal es de 60 euros. ¿Cuánto les cuesta ir en un cayuco?
-Setecientos euros al principio. Por eso nosotras les decimos que se agrupen para crear con ese dinero un proyecto en el país y trabajar.
-España ha realizado numerosos acuerdos de contratación en origen con Senegal. ¿Es una buena solución?
-El Estado da visados pero no acaba de controlar a las personas y si en un periodo de tiempo los jóvenes no regresan, el proyecto fracasa. Sería positivo que asociaciones como la nuestra ayudasen con la formación; también que puedan realizar estos programas los hermanos de muertos en cayucos para que la familia pueda recuperarse.
-¿Cuáles son los objetivos a corto plazo de su asociación?
-Lo más urgente es crear un espacio para atender psicológicamente a las madres, pero también crear una escuela para los niños que están en la calle y una emisora de radio.
Publicado en el diario ABC
Autor: Rocío Ovalle
Foto: Job Vermeulen
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