
-¿Cómo reaccionan los jóvenes cuando ustedes acuden a las playas e intentan convencerles para que no emigren?
-La respuesta es inmediata. Si un chico se va es responsabilidad de su madre, por eso si una madre habla con ellos le hacen caso.
-El papel de las mujeres en Senegal es muy importante.
-Llegamos donde no llega la política. En Senegal las mujeres no podemos participar en el sistema, pero somos la vía para llegar a los jóvenes; somos el núcleo de la familia.
-¿Como puede el gobierno frenar la emigración ilegal?
-Con educación. Es básico.
-¿Cómo está afectando la crisis en este sentido?
-Ahora los jóvenes tienen más esperanza, el problema es que las entidades locales necesitan más apoyo.
-¿Cuántos cayucos salen cada día de la costa senegalesa?
-Antes 7 u 8, ahora se ven muy pocos. Los propios jóvenes han hecho suya la iniciativa y controlan la costa.
-El salario medio en Senegal es de 60 euros. ¿Cuánto les cuesta ir en un cayuco?
-Setecientos euros al principio. Por eso nosotras les decimos que se agrupen para crear con ese dinero un proyecto en el país y trabajar.
-España ha realizado numerosos acuerdos de contratación en origen con Senegal. ¿Es una buena solución?
-El Estado da visados pero no acaba de controlar a las personas y si en un periodo de tiempo los jóvenes no regresan, el proyecto fracasa. Sería positivo que asociaciones como la nuestra ayudasen con la formación; también que puedan realizar estos programas los hermanos de muertos en cayucos para que la familia pueda recuperarse.
-¿Cuáles son los objetivos a corto plazo de su asociación?
-Lo más urgente es crear un espacio para atender psicológicamente a las madres, pero también crear una escuela para los niños que están en la calle y una emisora de radio.
Publicado en el diario ABC
Autor: Rocío Ovalle
Foto: Job Vermeulen
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