- ¿Cuándo empezó a documentar la realidad de la Birmania menos conocida y turística?
- En 1990 caminé quince días hasta llegar al Triángulo Dorado, la frontera de Laos, Birmania y Tailandia en el río Mekong. Es el centro del tráfico de drogas en el sureste asiático. A partir del año 2000, visité de forma regular en el Estado Wa, fronterizo con China. Viajaba solo y en moto, comiendo un poco de arroz en los mercados y en las casas de los campesinos.
- ¿Nunca tuvo problemas con las guerrillas?
- Muchas de sus fotos muestran la dura realidad del Estado Wa: opio, prisioneros esclavizados, hambre, niños soldados...
- El Ejército del Estado Wa Unido necesita a alguien que hable de manera objetiva sobre ellos. Cuando quiero ir a algún sitio, como las minas de rubíes y oro, me ayudan porque no soy un periodista de noticias, sino alguien que registra la Historia con su cámara. No hay orden de controlar mi trabajo y hasta tengo el carné de prensa de la televisión del Estado Wa, y puedo vestir su uniforme militar.
- ¿Cuál es la realidad del Estado Wa?
- ¿Qué es lo peor que ha visto?
- Al principio estaba atónito por todo, pero esas barbaridades no sólo ocurren en el Estado Wa, sino en el resto de Birmania. He visto cómo linchaban y enterraban vivo a un niño por robar naranjas. Encadenados, en los campos de prisioneros hay hombres, mujeres y niños haciendo trabajos forzados por delitos como el adulterio, la prostitución o el consumo de opio.
- Pero la guerrilla Wa se financia con el tráfico de drogas...
- Para los campesinos, el cultivo de opio está prohibido desde 2005. Presionado por la comunidad internacional, el Ejército Wa erradicó las plantaciones de adormideras y fomentó cultivos alternativos, pero el negocio de la droga se ha reconvertido con los laboratorios de pastillas y éxtasis en plena jungla. El opio ha sido el único medio de subsistencia del campesinado birmano durante generaciones. Antes había 300.000 campesinos -la mitad de la población del Estado Wa- plantando opio. Y en el resto de Birmania se sigue cultivando. En cada familia hay uno o dos adictos. Tras la prohibición, los campesinos son mucho más pobres porque han perdido su única fuente de ingresos, ya que sus tierras de las montañas no son aptas para otros cultivos. Como sus campos sólo dan comida para medio año, dependen del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. No es suficiente.
- Y ahora, ¿atacará el Ejército birmano?
Publicado en el diario ABC
Autor: Pablo M. Díez
Foto: Wang Yizhong
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