África del Este sufre la mayor sequía en décadas. Más de 23 millones de personas en siete países pueden perderlo todo. Todos los expertos señalan al mismo culpable: la tala de árboles indiscriminada que en apenas 15 años ha mermado el bosque de Mau (Kenia), el verdadero sumidero de África oriental.
El asentamiento ilegal de más de 20.000 familias desde los años 90, y la consecuente tala de árboles y uso de la tierra para agricultura, está provocando un verdadero "desastre ecológico", según los expertos. En apenas dos décadas, un cuarto de la reserva de Mau –unas 100.000 hectáreas- han sido despobladas de árboles e "invadidas" por asentamientos.
Ante la alarma por la falta de lluvias actual -que ha obligado a restricciones de agua y electricidad nunca vistas en toda la región-, el Gobierno ha lanzado una campaña para realojar a los ocupantes de la reserva natural. De momento, los esfuerzos han caído en saco roto. Los habitantes de Mau se niegan a abandonar la tierra que dicen les fue entregada en el pasado. Y es que muchos en África no entienden por qué culpan a la tala de árboles de la falta de agua y, en consecuencia, de la ausencia de alimentos y del fallecimiento de ganado. Pero lo cierto es que los expertos coinciden en señalar que la tala de árboles ha acabado con el "mecanismo natural" que mantiene el ecosistema vivo. Según un informe de Naciones Unidas, la importancia del bosque Mau para Kenia, Tanzania, Somalia, Uganda, Sudán, Yibuti e incluso Egipto consiste en la "regulación natural que el ecosistema hace de los flujos de los ríos, lo que evita inundaciones, falta de agua y reduce la erosión del suelo".
"Llueve mucho en Kenia, pero solo en la estación de lluvias. Luego vienen cuatro meses en los que no cae ni una gota", explica Christian Lambrechts, de la oficina del Programa de Medio Ambiente de la ONU (UNEP), en Nairobi. "Es fundamental tener una zona tapón, un sistema que permita dosificar el agua y que la suelte gradualmente a los ríos durante la época seca. Esa zona tapón es el bosque de Mau", concluye el experto, quien advierte de que "si se elimina este ecosistema, se reduce la humedad en la reserva, lo que se traduce en ausencia de agua durante la época seca".
Pérdida de especies
El UNEP se ha unido a los esfuerzos del Gobierno para salvar al que consideran "el mayor ecosistema de follaje denso del mundo". En pocos años, Naciones Unidas denuncia que ha perdido más del 25% de sus especies naturales "debido a elementos intrusivos". Más grande que la reserva del Monte Kenia y que el parque de los Aberdares, el bosque Mau alimenta seis lagos (el lago Victoria, una de las fuentes del Nilo; Nakuru, Natrón, Baringo y Magadi). Además, es la fuente de agua de ocho reservas de vida salvaje, entre otras las famosas Masai Mara y Serengueti, en la frontera entre Kenia y Tanzania. En total, se estima que 10 millones de personas dependen directamente del agua que alberga.
El impacto del aparentemente inocente carbón que muchos africanos utilizan para cocinar y hervir el agua (fuente de enfermedades) es escalofriante, como recuerda Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz y una de las voces más respetadas en Kenia. "No dejo de decirle a la gente que si siguen destrozando los bosques, los ríos se secarán y morirán de hambre y sed", declaró recientemente la líder del Movimiento Cinturón Verde, que aboga por la repoblación de los bosques africanos.
Pero, muchos critican que se eche la culpa de todo a los africanos más pobres, aquellos que tienen en el carbón su principal y única fuente de generación de energía. Y es que solo el 7,5% de la población rural de África subsahariana tiene acceso a electricidad. A menos que se actúe de forma radical e inmediata, la madera de los árboles continuará siendo la principal y única fuente de energía para muchas familias africanas.
Publicado en el diario El Mundo
Autor: Joana Socías
Foto: EFE
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