La última víctima fue una pareja que paseaba cogida de la mano, el domingo, en el centro de Roma Ser identificado como homosexual comienza a suponer un riesgo en las calles de las ciudades italianas. De nuevo una pareja gay fue agredida el pasado domingo en Roma, un episodio que ya no es un hecho aislado sino el último caso de una oleada de ataques homófobos -y de regusto neofascista- durante los últimos meses.
Las últimas víctimas fueron Francesco, de 25 años, y Massimo, de 50. Caminaban cerca de vía del Corso, a un paso del Panteón, en pleno centro de la capital italiana. Eran las 2 de la tarde. “Habrán visto que nos cogíamos la mano y que intercambiábamos efusiones –explicó Massimo, profesor universitario, a la prensa-.Nos siguieron con los ciclomotores”. En efecto, un grupo de seis adolescentes, entre los 16 y 18 años – según testigos-se fijaron en la pareja homosexual y fueron a por ellos. Primero, a modo de provocación, les hicieron el saludo fascista con la mano y les llamaron “camaradas”. Luego la emprendieron a golpes de casco y patadas contra Francesco, mientras que su compañero huía.
Lo ocurrido el domingo sigue la pauta de otros ataques que se suceden desde la primavera. Las denuncias por agresiones homófobas suman ya más de cincuenta este año. Además, se han producido al menos siete actos vandálicos contra locales gais. Entre los hechos más graves figuran el acuchillamiento de una pareja en Roma, el pasado 22 de agosto. Un mes después hubo un ataque incendiario contra la discoteca Qube, frecuentada por homosexuales. Bolonia, Florencia y Nápoles también han sido escenario de ataques similares.
La agresión del domingo en la capital se produjo sólo un día después de manifestaciones a nivel nacional de colectivos homosexuales italianos, bajo el lema de “Simplemente iguales”, para denunciar la oleada de ataques y pedir a los políticos que tomen medidas. Justo ayer empezó a discutirse en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que introduciría el agravante de la “discriminación sexual” en los delitos contra las personas.
En los hechos del domingo quizá pudo influir la indumentaria skin de los agredidos. Massimo es presidente de la asociación Leather Club Roma, fundada en en 1999 y, como dice su página web, no está abierta a menores porque es un sitio de “gais apasionados de los objetos de piel, de goma, fetiches, skinheads y prácticas sexuales fuertes”.
La principal organización italiana de homosexuales, Arcigay, expresó su “desconcierto y rabia” por el postrer episodio en Roma, y su preocupación por la extrema juventud de los agresores y sus consignas fascistas. “Hay una degradación moral en quien comete estos actos de homofobia –declaró Fabrizio Marrazzo, presidente de Arcigay-. Es indigno actuar con violencia contra una pareja que se ama y que se coge de la mano”. Marrazzo instó a que se aplique un plan cultural y formativo contra la homofobia que empiece en las escuelas.
El alcalde de Roma, Gianni Alemanno –del partido de Berlusconi- condenó en términos inequívocos la acción del domingo y la calificó de “inaceptable e intolerable, sobre todo por la edad jovencísima de los agresores”. Roberto Morassut, secretario del opositor Partido Demócrata en la región de Lazio, cuya capital es Roma, reprochó al alcalde pasividad ante los actos de violencia e intolerancia en una Roma “cada vez más fuera de control”.
Publicado en el diario La Vanguardia (Usebio Val)
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