"¡Messi, Messi, Messi!" Nadie conoce su nombre, pero repite el de su jugador favorito sin parar aunque apenas tiene unos años de vida. Tampoco tiene edad para hablar con fluidez, pero no deja de gritar el nombre del crack argentino cuando confunde al futbolista con el primer blanco que se le acerca. Ha llorado mucho en los últimos días, pero ahora no deja de reír con sus nuevos amigos, en un arbolado parque con columpios. Un espejismo en el desolado Puerto Príncipe. Es la casa de acogida de Aldeas Infantiles hasta donde llegó, después de que el sábado la policía haitiana lo encontrara en un autobús junto a otros 32 niños y 10 adultos estadounidenses que intentaban abandonar el país hacia República Dominicana en una presunta trama de adopción ilegal.
http://www.elmundo.es/america/2010/02/02/noticias/1265080984.html
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