Después de tres años trabajando en una UCI móvil y un helicóptero de Emergencias en Barcelona, el médico tinerfeño Rafael Bethencourt pensó que, en lo que a urgencias sanitarias se refiere, poco podía sorprenderle ya. Nada más lejos de la realidad. Su reciente paso por Haití le demostró que aún podía vivir experiencias mucho más terribles, como los cientos de historias de dolor y desesperación que dejó el terremoto que azotó el país caribeño el pasado 12 de enero.
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