El médico grancanario Miguel Florido nunca había tenido experiencia en cooperación ni había trabajado en otros países. Sin embargo, cuando vio por televisión las imágenes que llegaban desde Haití, decidió que debía viajar hasta el país caribeño y poner sus conocimientos al servicio de los miles de damnificados por el seísmo. Después de preguntar en varias ONG y organismos internacionales sin que le diera una respuesta, Mensajeros por la Paz e Infancia sin Fronteras lo ubicaron a última hora en una expedición que salió de Madrid el martes 26 de enero. "Me iba de vacaciones unos días a Londres y ya tenía el billete comprado. Pero pensé que hacían falta médicos con experiencia en Urgencias, con disponibilidad y ganas. Pensé que podía hacer algo útil, echar una mano", confiesa.
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