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martes, 18 de agosto de 2009

Diez iraníes, al borde de la lapidación por adulterio

Sakineh Mohammadi es una mujer iraní que corre riesgo de ser ejecutada por lapidación en la prisión de Tabriz, en el oeste de Irán. El 15 de mayo de 2006 le declararon culpable de tener una "relación ilícita" con dos hombres, por lo que fue condenada a recibir 99 latigazos. Cuatro meses después, en septiembre de 2006, fue acusada de "adulterio estando casada". El Tribunal Supremo condenó a muerte a la mujer el 27 de mayo de 2007. La causa se remitió a la Comisión de Amnistía e Indulto dos veces, y en ambas se le denegó la petición de indulto.

Hace tres meses, el abogado de Sakineh Mohammadi volvió a pedir a la Comisión de Amnistía e Indulto que revisara su causa. Se ignora cuánto tardará la Comisión en contestar, pero, si rechaza la petición, el riesgo de ejecución por lapidación será inminente. Al menos otras nueve personas se encuentran en su misma situación en Irán: siete mujeres, Iran A., Khayrieh V., Ashraf Kalhori, Gilan Mohammadi, Kobra Babaei, Sakineh Mohammadi, M.J. y H.; y dos hombres, Gholamali Eskandari y Rahim Mohammadi. Por ellas, Amnistía Internacional (AI) ha lanzado en su página web la ciberacción Irán: continúan las lapidaciones, que ha recogido hasta el momento más de 110.000 firmas en España. Con esta ciberacción, AI insta al Gobierno iraní a abolir de inmediato las ejecuciones por lapidación y a decretar la suspensión de todas las ejecuciones hasta la derogación o reforma del Código Penal. Asimismo, la organización pide destipificar como delito las relaciones sexuales consentidas entre adultos.

En Irán, la lapidación es preceptiva en caso de "adulterio estando casado". En 2002, el presidente de la Magistratura estableció por medio de una directiva una moratoria de las lapidaciones, y en agosto de 2008, el portavoz de la Magistratura anunció la suspensión de las ejecuciones por lapidación. Sin embargo, desde 2002 han muerto lapidados en Irán al menos seis hombres y una mujer. Una de las últimas víctimas, el 19 de febrero de 2009, fue Abdollah Farivar Moghaddam, que había sido condenado a lapidación por "adulterio estando casado". A pesar de ello, su familia fue informada un día antes de que iba a ser ahorcado.

Ahorcamientos
También Afsaneh Rahmani, que había sido condenada a lapidación por adulterio y a qesas (castigo equivalente al delito cometido) por el asesinato de su marido, fue finalmente ahorcada el 21 de mayo de 2009. Amnistía considera que la ejecución por lapidación agrava la brutalidad de la pena de muerte, al ser un método concebido específicamente para aumentar el sufrimiento de la víctima. Además, denuncia que Irán hace caso omiso a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, según la cual tratar el adulterio como delito es contrario a las normas internacionales.

Según AI, en las ocho semanas incluidas entre las elecciones presidenciales del 12 de junio y la investidura de Mahmoud Ahmadineyad del 5 de agosto para cumplir su segundo mandato como presidente, se han llevado a cabo en Irán al menos 115 ejecuciones, lo que supone un promedio de más de dos ejecuciones diarias. Desde el comienzo de 2009 hasta el pasado 12 de junio, Amnistía Internacional ha documentado al menos 196 ejecuciones, cifra que sitúa a Irán en el segundo puesto mundial, detrás de China, en cuanto al número de ejecuciones llevadas a cabo

Amnistía Internacional asegura que el número real de ejecuciones debe ser muy superior incluso al que la organización ha podido documentar basándose en fuentes oficiales iraníes y medios de comunicación. Al parecer, la mayoría de las personas ejecutadas en los últimos meses eran hombres de entre 20 y 50 años que habían sido declarados culpables de contrabando de drogas o delitos relacionados. Sin embargo, sólo se conoce la identidad de una pequeña parte de las víctimas.

Publicado en el diario El Mundo

Foto: Amnistía Internacional

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