Más de un centenar de pueblos indígenas de todo el mundo han decidido
rechazar el contacto con el mundo exterior. Son los pueblos más
vulnerables del planeta y, por desgracia para ellos, "el reducto más
exótico" para los turistas, según denuncia Survival, que alerta de que
la globalización y los avances tecnológicos permiten viajar cada vez a
zonas más remotas, en menos tiempo y con menos dinero. "Esta es la
última frontera que queda por exhibir y debe ser infranqueable", ha
sentenciado la portavoz de la ONG, Raquel García.
El
pueblo indígena de los jarawa es uno de los más
afectados. Sus cerca de 320 miembros viven en la selva de Andamán del
Sur y Andamán del Medio, en una pequeña isla de la India, y se han
convertido en una de sus principales atracciones. Cazan cerdos y
lagartos, capturan peces y recolectan semillas, bayas y miel. Este
pueblo ha vivido sin contacto con foráneos durante, posiblemente, unos
55.000 años, hasta 1998. Hoy en día,
una carretera ilegal atraviesa la selva donde viven -convertida en reserva de caza- y les expone a nuevos peligros.
El director de Survival, Stephen Corry, ha recordado que los jarawa
se llaman a sí mismos
ang, que significa 'ser humano'. Sin embargo,
advierte de que
se les está mirando como a animales.
Diversos vídeos han demostrado cómo los vehículos de turistas paran en
la carretera cuando avistan a estos grupos para que los extranjeros
arrojen galletas y caramelos. Los policías, implicados en los sobornos,
obligan a los miembros de la tribu a bailar
"como si fuesen animales de circo", tal y como denuncia García, quien
insiste en que se trata de una actividad "denigrante" para ellos.
Además, ha alertado de que
varios niños han sido atropellados
cuando corrían hacia los coches para recoger los caramelos que les
lanzaban. Unos alimentos que, por otra parte, pueden provocar graves
problemas en una población, que posee unos hábitos alimenticios muy
diferentes. La ONG afirma que imponer el desarrollo o el progreso a los
pueblos indígenas no les hace más felices ni más saludables. "De hecho,
los efectos son desastrosos", concluye. En una de sus campañas, la organización recuerda que forzar a los
indígenas a acatar los hábitos de las sociedades llamadas desarrolladas
"les puede llevar a una existencia corta y desoladora, con
la muerte como única escapatoria". Así, afirma que "el progreso impuesto ha destruido a muchos pueblos
y amenaza a muchos más". La inanición, el suicidio, el sida, la
obesidad y las adicciones son algunas de las consecuencias directas de
este
choque cultural.
El americanista y profesor del Departamento de Antropología de la
Universidad Complutense de Madrid, Carlos Carabantes, también se ha
mostrado contrario a este 'etnoturismo', aunque apunta que "hay pueblos
que lo fomentan". En este caso, se ha referido a las prácticas propias
de los chamanes que se representan, "casi a modo de juego, drogando a
los turistas y cobrándoles una 'pasta gansa' para que vuelvan a casa
contando que han tenido experiencias psicodélicas".
Carabantes recuerda que se han dado muchas situaciones en las que se
consultaba con los pueblos si querían estar en las rutas turistas. Por
ello, insiste en que "la voluntariedad del grupo indígena es un elemento
que se debe tener muy en cuenta". De esta forma, explica que "aunque el
contacto con otros valores y modos de consumo pueden modificar su
realidad de forma dramática, hay grupos que quieren cambiar sus
condiciones de vida". "Quedan muchas preguntas en el aire en torno a
este debate y, por desgracia, no podemos meternos en la mente de cada
uno de estos seres humanos", ha añadido.
La portavoz de Survival ha explicado que la ONG no está en contra de
todo el turismo en zonas indígenas -sí en el caso de los 'aislados', que
se han negado a ello-, ya que entiende que "hay pueblos que se han
beneficiado de este contacto", aunque asegura que son "una minoría",
porque "suelen ser explotados por terceros para su propio beneficio". En este sentido, ha señalado que "una persona que viaja con respeto y
tolerancia se puede beneficiar de esta experiencia". Los masais de
África son el ejemplo más claro de una tribu que ha vivido en contacto
directo con el turismo de masas, al igual que ocurre con las mujeres
jirafa (Tailandia). En estos casos,
también existen peligros,
ya que "puede darse el caso de que se perpetúen prácticas dañinas para
el colectivo" sólo por el hecho de seguir obteniendo dinero del turismo.
Fuente: Europa Press
Foto: Survival