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viernes, 1 de enero de 2010

Los inmigrantes resucitan las pequeñas tiendas de barrio

‘Traspaso tienda de alimentacion bien situada y con clientela fija. Precio interesante. Ideal para emprender en tiempos difíciles’. El reclamo cuelga estos días de un conocido portal de anuncios clasificados y, como revelan las estadísticas, refleja una tendencia en auge. La necesidad de buscar trabajo generada por la coyuntura económica unida al ingrediente social de la inmigración está dejando huella en el registro del área de licencias de apertura del Ayuntamiento de Málaga. Así, lejos de mermar, la actividad del comercio menor alimentario se está convirtiendo en una salida cada vez más recurrida para lograr un sueldo a final de mes.

Carnicerías, fruterías, pescaderías, ultramarinos… los pequeños establecimientos proliferan por los barrios malagueños al cobijo de la crisis. En sólo dos años el número de concesiones se ha disparado, pasando de las 64 contabilizadas en 2007 a las 246 acumuladas este año, lo que arroja un incremento del 284%.

Desde al Consistorio precisan que no todas son nuevas aperturas y advierten de que tras muchas licencias se esconden cambios de titularidad, también reforzados por el escenario financiero que obliga a muchos empresarios a echar el cierre y poner sus negocios en otras manos. Muchas de ellas, extranjeras. Así, las fuentes reconocen que buena parte de estas tiendas están regentadas por foráneos que están cogiendo el testigo de los autóctonos en la explotación de este formato comercial de cercanía tan valorado por los consumidores.

En el caso de las carnicerías, destacan los establecimientos operados por árabes. Desde 2007 las concesiones se han triplicado de 5 a 14. Y muchas de ellas tienen acento inmigrante, como destaca Ahmed Khalifa, presidente de la Asociación marroquí para la integración. «El número de estos comercios ha ido creciendo para atender a la alta demanda de carne halal, sacrificada por el rito musulmán», indica. «Hace sólo unos años las dos únicas carnicerías que había en la capital de este tipo no daban abasto, así que estas tienda se han convertido en una excelente oportunidad de negocio dado el espectacular aumento de población marroquí, que se ha quintuplicado en una década», añade.

Igual de representativa ha sido la evolución al alza de fruterías ( de 5 a 16 concesiones en dos años), panaderías ( de 10 a 36) o pescaderías, (de 2 a 11). Sin embargo, son los ultramarinos los que se llevan la palma. El salto en este sector ha sido especialmente llamativo, pasando de 36 licencias en 2007, a 89 en 2008 y 156 en 2009. Desde Comercio apuntan a la creciente implantación de extranjeros, principalmente de chinos, como el ingrediente con más peso de este aumento.

La opinión es compartida por el secretario provincial de la Asociación Cultural China, Carlos Chen, quien confirma que cada vez hay más tiendas de alimentación propiedad de asiáticos. Y da los motivos: «A los chinos le gustan los negocios familiares y, por la limitación del idioma, para ellos la apertura de estos comercios es la salida más fácil y cómoda para abrirse mercado y empezar una vida en Málaga», explica al tiempo que hace hincapié en la utilidad de estos establecimientos que, como subraya, por sus horarios dan respuesta a la necesidad de muchos consumidores. «Los chinos trabajan muchas horas y sacan de apuros a malagueños que por su ritmo de vida no pueden comprar en otro momento», agrega. Frente a esta argumentación, los autóctonos se quejan de que representan una amenaza contra la que, según dicen, no pueden competir.

Junto a la inmigración, la crisis es otra de las patas sobre las que se apoya el auge de licencias comerciales. «Muchos desempleados están invirtiendo sus finiquitos e indemnizaciones para montar un negocio pequeñito» señalan desde el área de licencias del Ayuntamiento.

Publicado en el diario Sur (Almudena Nogués)

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