Los hermanos Ibrahima y Ousmane Thiam, por un lado, y Abdou y Abdoulaye Sarr, por otro, proceden de Senegal. Viven en Vimianzo, adonde llegaron en diferentes momentos tras pasar antes por Almería. Antes de la provincia andaluza, alcanzaron España en medio de dificultades y peligros: «Llegamos en patera, tuvimos mucha suerte, porque otros que lo intentaron fallecieron», relata Ibrahima, de 29 años. En su cayuco eran 43, y alcanzaron las Canarias desde Marruecos. Ni su vida ni la de sus compañeros ha sido fácil, pero al menos ya ha regularizado su situación y se van abriendo camino.
Ibrahima pasó tres años en Almería y está a punto de cumplir uno en Vimianzo, tras recalar en A Coruña y no encontrar trabajo, que sí halló en la comarca. Dice que salir adelante «es complicado», pero que él y sus compañeros se esfuerzan en conseguirlo. Llama la atención lo bien que habla en castellano (en Andalucía aprovechó para estudiarlo). Incluso el gallego. Está bien en su nuevo destino, «aquí la gente es muy buena». No va nada a su país, quiere hacerlo, pero aún le faltan cartos.
Abdoulaye también tiene 29 años. Su hermano le saca casi uno. Lleva cuatro meses en Vimianzo, y su hermano, doce. Dice que le gusta la vida en el pueblo, que es un pueblo tranquilo y agradable y que está contento. A Almería llegó en el 2004, «allí la vida, fatal, era muy dura. Vimianzo es un pueblo mucho mejor». Le agrada la comida, el paisaje, todo. Recuerda lo que le costó salir de Marruecos en patera: «Estuve siete meses intentándolo hasta que lo conseguí». Los cuatro son de Bassoil, y se han formado como marineros, aunque aún no ejercen.
Publicado en el diario La Voz de Galicia
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