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sábado, 4 de abril de 2009

Tres de cada 10 víctimas de minas terrestres son niños

Las minas terrestres antipersona y otros restos explosivos de guerra continúan representando una gravísima amenaza para los niños en todo el mundo. UNICEF ha subrayado este hecho durante la víspera del Día Internacional sobre el Peligro de las Minas y de asistencia para las actividades relativas a las minas.

En decenas de países del mundo, aún años después de la finalización de los conflictos armados, los habitantes civiles siguen muriendo o sufriendo lesiones diariamente. Se calcula que solamente en 2007, 5.426 personas murieron o sufrieron heridas debido al estallido de minas y otros artefactos explosivos abandonados por las fuerzas armadas.

Los niños, y especialmente los varones, son quienes corren mayor peligro, y constituyen más del 30% de las víctimas de las minas terrestres y los restos explosivos de guerra, que suelen confundir con juguetes. En 2007, aproximadamente un 60% de las bajas debidas a los restos explosivos de guerra fueron niños, de los cuales el 49% fueron varones y el 11% niñas.

Lesiones irreparables

Entre las posibles lesiones debidas a esos artefactos figuran la pérdida de brazos o piernas, o de la vista o la audición. Las víctimas pueden sufrir discapacidad permanente, lo que significa que requieren atención inmediata y apoyo a largo plazo. Sin embargo, debido a que en algunos países donde se producen lesiones de este tipo la población afectada carece de atención médica o servicios de rehabilitación, las consecuencias son devastadoras.

Cuando las víctimas de las minas terrestres y otros artefactos explosivos son los padres, los niños también sufren graves consecuencias, como verse obligados a dejar de estudiar para colaborar con el mantenimiento de su familia. Las minas terrestres y otros restos explosivos de guerra también constituyen peligrosos obstáculos para el desarrollo normal de la vida de las comunidades.

La presencia de esa munición sin estallar en las tierras de cultivo atenta contra el bienestar y los medios de vida de las familias campesinas. Para agosto de 2008, 10 años después de que entrara en vigencia el Tratado sobre la prohibición de las minas terrestres, se calculaba que esos artefactos aún representaban una mortífera amenaza en más de 70 países. Más de 25 estados sufren también la amenaza latente de las bombas de dispersión y la munición sin estallar.

La eliminación de las minas terrestres y los restos explosivos de guerra, así como el aumento de la capacidad de los países para satisfacer las necesidades de las víctimas y ayudarles a reintegrarse en la sociedad, son condiciones imprescindibles para que los niños y niñas de los países afectados puedan disfrutar de un desarrollo pleno.

Publicado en el diario El Mundo
Foto: EFE

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