La última tragedia de la inmigración ilegal en aguas de Mauritania, donde fueron rescatados 109 sin papeles y un cadáver que se encontraban a la deriva, ha puesto a poner de manifiesto que, pese al supuesto éxito de las operaciones de control de las fronteras marítimas, el drama migratorio no cesa. De hecho, según un estudio de la agencia Fortress Europe, que recopila información sobre el tránsito de los inmigrantes hacia el Viejo Continente, 13.747 inmigrantes han muerto desde 1988 en la frontera europea, de los cuales 5.444 han desaparecido en el mar. La mayoría de estos decesos se produjeron en el Mediterráneo, donde se pueden contabilizar al menos 9.801 fallecidos. Mientras, en el área comprendida entre Marruecos, Argelia, Mauritania, Senegal y Canarias murieron 4.402 inmigrantes, bien atravesando el Estrecho de Gibraltar o en diferentes travesías por el Atlántico.
Además, según Fortress Europe, en esta zona es donde existen más personas desaparecidas, en torno a 2.200, según los testimonios de inmigrantes que lograron llegar a puerto. Tal y como publicó hace unos meses DIARIO DE AVISOS, el aumento de la vigilancia en las costas de Senegal y Mauritania, así como las operaciones de la Agencia Europea de Fronteras Exteriores (Frontex) en el Archipiélago, ha provocado que muchos sin papeles -fundamentalmente subsaharianos- se desplacen hasta el Canal de Sicilia, donde se organizan expediciones clandestinas mucho más baratas que las que parten rumbo a las Islas. Sin embargo, las rutas que comunican países como Libia, Túnez y Argelia con Italia y Malta tampoco son sinónimo de éxito para los migrantes. Más bien todo lo contrario.
Fortress Europe ha contabilizado más de 3.460 muertos en esta zona, la mayoría de los cuales perecieron por inanición y deshidratación. A esta cifra habría que añadir las 603 personas fallecidas que podrían haber muerto en el mar Adriático, entre Albania, Montenegro e Italia, amén de los más de un millar de desaparecidos que se registran en el mar Egeo, entre Turquía y Grecia. En este sentido, el Gobierno italiano aseguró ayer que en los últimos tres años ha tenido que hacerse cargo de unos 40.000 inmigrantes indocumentados que, por haber sido rescatados en aguas de competencia maltesa en el mar Mediterráneo, deberían haber sido alojados en centros de primera acogida de Malta. Este informe, hecho público por el ministro del Interior transalpino, Roberto Maroni, llega después de la tensión entre los Ejecutivos de ambos países la semana pasada por el barco mercante Pinar, que rescató a 145 indocumentados en aguas de Malta y que permaneció bloqueado en medio del mar durante varios días hasta que Italia permitió que los inmigrantes fueran trasladados a algunos de sus puertos más próximos.
Según el periódico Corriere della Sera, el informe italiano asegura que en los últimos años Malta ha eludido responsabilidades en el rescate de inmigrantes en aguas de su competencia hasta en 600 ocasiones, lo que ha supuesto unos 40.000 indocumentados tuvieran que ser acogidos en territorio italiano. Las disputas fronterizas y competenciales, según la agencia Fortress Europe, motivaron en gran medida la muerte de más de 1.600 personas que trataban de llegar al Mediterráneo. Muchos de éstos perecieron después de ser abandonados en el Sahara por los gobiernos de Libia, Argelia y Marruecos. La Comisión Europea pidió el lunes más solidaridad entre los países ante los problemas que genera la inmigración ilegal en el Mediterráneo y el Atlántico, e instó a Egipto, Libia y Túnez "una lucha más eficaz contra las redes que explotan a esas personas desesperadas".Por su parte, Frontex alerta de que, a pesar de la crisis que padece Europa, la emigración ilegal hacia la UE seguirá aumentando este año a través del Mediterráneo central y el Mar Egeo, las dos rutas de entrada más importantes hoy día, mientras que las llegadas a Canarias continuarán la disminución ya registrada en 2008.
Mil y una formas de entrar en el 'Viejo Continente'
Además de los fallecidos en el mar, Fortress Europe también expone en su informe otros métodos empleados por los inmigrantes ilegales para llegar al Viejo Continente, la mayoría de ellos también infructuosos. Así, 352 personas perecieron por asfixia, aplastadas por el peso de la carga o a causa de accidentes cuando viajaban escondidas en coches o camiones, en países como Albania, Francia, Alemania, Grecia, Inglaterra, Irlanda, Italia, Holanda, España y Hungría. Además, un centenar falleció por inanición o congelación atravesando a pie las montañas de las fronteras de Grecia, Turquía, Italia y Eslovaquia; 37 fueron presuntamente asesinados por la policía marroquí a lo largo de la alambrada entre Marruecos, Ceuta y Melilla; y cerca de 200 podrían haber perecido por acciones militares en Turquía, Grecia, Francia, Alemania, Gambia, Egipto, Libia, España y la antigua Yugoslavia.
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