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jueves, 2 de abril de 2009

500 dólares para poder ser refugiado

Cientos de los miles de refugiados de somalíes que viven en Kenia sufren extorsión y abuso por parte de la policía corrupta y violenta, según denuncia Human Rights Watch, en el informe 'Del Horror a la Desesperación: La crisis olvidada de los refugiados somalíes en Kenia'. Más de un cuarto de millón de refugiados vive en los tres campos atestados de Dadaab, y las agencias de ayuda esperan este año la llegada de 100.000 más este año, huyendo del levantamiento islámico emprendido contra el nuevo gobierno moderado en Mogadiscio. "La gente que trata de evitar la violencia necesita más protección, pero en cambio afronta más peligro, abuso y privación", señala el informe.

La insurrección islámica ha matado desde hace dos años a más de 17.000 civiles, ha forzado a más de un millón de personas a abandonar sus casas y ha dejado a un tercio de la población -más de tres millones de personas- dependiendo de la ayuda alimentaria urgente.

El grupo a favor de Al-Qaeda, Al-Shabaab, que controla gran parte de Somalia del sur y central, es el obstáculo principal para el nuevo presidente de Somalia, el Jeque Sharif Ahmed, que trata de restaurar la paz después de 18 años de violencia. HRW ha reunido testimonios de decenas de refugiados y ha documentado casos de funcionarios de policía corruptos, que exigen el dinero efectivo de somalíes por entrar a los campos de refugiados de Kenia o desplazarse desde allí a otras partes del país.

El gobierno keniano cerró su porosa la frontera en enero de 2007 después de la caída, apoyada por Estados Unidos, del grupo de Unión de Tribunales Islámico. Las ONU y las ONG calificaron la medida de 'violación de derechos humanos'. En su informe, HRW reconoce la legítima preocupación de Kenia por su seguridad, pero afirma que el cierre ha impedido contener la afluencia de las decenas de miles de refugiados y en cambio había dado lugar a la proliferación de grupos que pasan gente de contrabando.

Así, asegura que los solicitantes de asilo pagan a contrabandistas hasta 500 dólares para asegurarse el paso de Somalia a los campos de Dadaab. "Envalentonada por el poder sobre los refugiados que el cierre de frontera le ha dado, la policía keniana detiene a los recién llegados, los soborna -a veces utilizando amenazas y violencia, incluida la sexual- y deporta de nuevo a Somalia a aquellos incapaces de pagar", según refleja el informe.

Fuente: Reuters
Foto. AFP

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