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viernes, 16 de noviembre de 2012

El coche de la ilusión

No se conforman con ayudar, quieren contagiar su ilusión. Profesores, padres y alumnos han abarrotado de macarrones y latas de tomate el Coche-Soli, un vehículo que durante dos días está recogiendo, en el colegio madrileño Sagrado Corazón, los ingredientes necesarios para preparar un plato de pasta. A partir de mañana comenzará a viajar a cada una de las parroquias a las que se entregará la recolección: más de 2.000 kilos de comida que se distribuirán entre familias que lo necesitan.

Su objetivo era alcanzar la media tonelada pero lo han superado con creces. La idea está clara: recaudar pasta variada, tomate en todas sus presentaciones y un condimento a escoger. Su destino es Cáritas Parroquial. La organización les ha puesto en contacto con las iglesias que reparirán los alimentos entre las familias más necesitadas de algunos barrios de la periferia de Madrid. Es hora de clase pero una larga fila de niños de 8 y 9 años se extiende por el patio del colegio. Están entusiasmados. "Traigo 250 gramos de tomate, y 500 gramos de macarrones", dice Álvaro. Sabe las cantidades con exactitud, la campaña ha llegado incluso a sus clases de matemáticas para concienciar a los chavales sobre el valor de las cosas. "Lo he comprado con mis ahorros", cuenta otra de las pequeñas que esperan su turno.


En un momento en el que la palabra 'crisis' bombardea nuestras cabezas cada día, esta campaña escolar se ha propuesto evitar términos negativos. "Queremos ilusionar a toda persona que sienta que puede ser generoso para descubrir que, al menos, la solidaridad no está en crisis", señala Concha, vocal del APA del centro. El profesorado ha sido una parte importante de la campaña. "Acompañamos la recogida de alimentos con una sensibilización sobre una situación que, aunque saben de ella a través de la televisión, les resulta muy lejana", reconoce Julio, profesor de Primaria. "El resultado es positivo, son chavales que desean ayudar".

Los debates y actividades durante las tutorías les ayudan a comprender la realidad. Patricia con 9 años, lo tiene claro: "Hay gente que no puede ni siquiera pagar el alquiler de sus casas. Podríamos cambiarlo si convenciésemos a todo el mundo de que, si intentásemos prestarnos las cosas, no pasaría esto", argumenta ilusionada después de añadir un kilo de macarrones más a la montaña de alimentos generada en el vehículo solidario. 

Publicado en el diario El Mundo
Fuente y foto: Gabriela Sánchez

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