La ONG Human Rights Watch (HRW) pidió a Pekín que no expulse a los refugiados de la minoría étnica kachin,
huidos del conflicto y de la represión en Birmania (Myanmar). Además,
le insta a que mejore las precarias condiciones en las que viven en
campamentos en China.
En un comunicado, HRW indicó que las autoridades chinas han permitido la entrada de miles de refugiados. Aunque también han obligado al menos a 300 kachin a cruzar la frontera entre la provincia china de Yunnan y el norte birmano.
"El Gobierno chino ha tolerado generalmente la presencia de refugiados kachin en Yunnan, pero ahora debe cumplir con la legalidad internacional y garantizar que no son expulsados y que se cubren sus necesidades", afirmó Sophie Richardson, directora de HRW en China. En un informe de 68 páginas, la organización precisa que entre 7.000 y 10.000 kachin han huido de la "guerra y los abusos" desde junio de 2011. Fue entonces cuando comenzaron los combates entre el Ejército birmano y la guerrilla kachin, que buscó refugio en China.
Según HRW, los refugiados padecen carencias de alimentos, medicinas y atención sanitaria. Además, viven en campos precarios, a los que las autoridades chinas sólo han permitido acceso a ONG locales, dejando fuera al Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUR), entre otras organizaciones internacionales. "Ahora vivimos en grupo, unos junto a otros, y las enfermedades se transmiten rápidamente. Si un niño se pone enfermo, todos caen y no tenemos dinero para medicinas", explicó un refugiado kachin en una de las más de 100 de entrevistas recogidas en el informe. Uno de los mayores abusos denunciados es la práctica misiva de los análisis médicos por parte de las autoridades chinas a los refugiados -a veces por sorpresa- para detectar si consumen droga, dado que proceden de una zona de producción y tráfico de opio y heroína (el llamado Triángulo de Oro de la Droga).
En algunos casos, si el análisis ha dado positivo, se ha exhortado a los refugiados a pagar una elevada suma de dinero a la policía o de lo contrario pasar dos años en un campo de rehabilitación donde "son sometidos a tratamientos crueles, inhumanos y degradantes", asegura HRW. Algunos de los refugiados, debido a las duras condiciones que viven en China, han optado incluso por regresar a Birmania, pese a la persistencia del conflicto, según el informe de la ONG con sede en Estados Unidos.
Pekín ha negado que los refugiados de etnia kachin sufran maltrato o sean expulsados. "Tales alegaciones son inexactas", señaló el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Hong Lei en rueda de prensa, destacando que el Gobierno chino "les ha brindado ayuda basándose en principios humanitarios". Hong además negó que los kachin huidos de Birmania en los últimos meses deban ser considerados refugiados, ya que la mayoría se alojan en casas de familiares que residen en China, no en campamentos.
La guerrilla kachin, formada por unos 8.000 combatientes, rompió en 2010 el alto el fuego firmado en 1994 con el Gobierno, al negarse a integrarse como un fuerza fronteriza bajo el mando del Ejército birmano. En junio de 2011, el Ejército birmano atacó con fuego de artillería las posiciones de la guerrilla del Ejército de Independencia Kachin (KIA). La finalidad era hacerse con el control de la región en la que una compañía china construye una gran presa. Las etnias birmanas, que incluyen a los shan, karen, rakhine, mon, kachin, chin o kayah, representan más del 30% de los 53 millones de habitantes del país. El Gobierno birmano, que el año pasado asumió el poder tras 49 años de juntas militares, ha emprendido reformas democráticas y se encuentra en negociaciones con las guerrillas que piden mayor autonomía para sus regiones desde hace décadas.
Fuente: EFE
Foto: Wong Campion
En un comunicado, HRW indicó que las autoridades chinas han permitido la entrada de miles de refugiados. Aunque también han obligado al menos a 300 kachin a cruzar la frontera entre la provincia china de Yunnan y el norte birmano.
"El Gobierno chino ha tolerado generalmente la presencia de refugiados kachin en Yunnan, pero ahora debe cumplir con la legalidad internacional y garantizar que no son expulsados y que se cubren sus necesidades", afirmó Sophie Richardson, directora de HRW en China. En un informe de 68 páginas, la organización precisa que entre 7.000 y 10.000 kachin han huido de la "guerra y los abusos" desde junio de 2011. Fue entonces cuando comenzaron los combates entre el Ejército birmano y la guerrilla kachin, que buscó refugio en China.
Según HRW, los refugiados padecen carencias de alimentos, medicinas y atención sanitaria. Además, viven en campos precarios, a los que las autoridades chinas sólo han permitido acceso a ONG locales, dejando fuera al Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ACNUR), entre otras organizaciones internacionales. "Ahora vivimos en grupo, unos junto a otros, y las enfermedades se transmiten rápidamente. Si un niño se pone enfermo, todos caen y no tenemos dinero para medicinas", explicó un refugiado kachin en una de las más de 100 de entrevistas recogidas en el informe. Uno de los mayores abusos denunciados es la práctica misiva de los análisis médicos por parte de las autoridades chinas a los refugiados -a veces por sorpresa- para detectar si consumen droga, dado que proceden de una zona de producción y tráfico de opio y heroína (el llamado Triángulo de Oro de la Droga).
En algunos casos, si el análisis ha dado positivo, se ha exhortado a los refugiados a pagar una elevada suma de dinero a la policía o de lo contrario pasar dos años en un campo de rehabilitación donde "son sometidos a tratamientos crueles, inhumanos y degradantes", asegura HRW. Algunos de los refugiados, debido a las duras condiciones que viven en China, han optado incluso por regresar a Birmania, pese a la persistencia del conflicto, según el informe de la ONG con sede en Estados Unidos.
Pekín ha negado que los refugiados de etnia kachin sufran maltrato o sean expulsados. "Tales alegaciones son inexactas", señaló el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Hong Lei en rueda de prensa, destacando que el Gobierno chino "les ha brindado ayuda basándose en principios humanitarios". Hong además negó que los kachin huidos de Birmania en los últimos meses deban ser considerados refugiados, ya que la mayoría se alojan en casas de familiares que residen en China, no en campamentos.
La guerrilla kachin, formada por unos 8.000 combatientes, rompió en 2010 el alto el fuego firmado en 1994 con el Gobierno, al negarse a integrarse como un fuerza fronteriza bajo el mando del Ejército birmano. En junio de 2011, el Ejército birmano atacó con fuego de artillería las posiciones de la guerrilla del Ejército de Independencia Kachin (KIA). La finalidad era hacerse con el control de la región en la que una compañía china construye una gran presa. Las etnias birmanas, que incluyen a los shan, karen, rakhine, mon, kachin, chin o kayah, representan más del 30% de los 53 millones de habitantes del país. El Gobierno birmano, que el año pasado asumió el poder tras 49 años de juntas militares, ha emprendido reformas democráticas y se encuentra en negociaciones con las guerrillas que piden mayor autonomía para sus regiones desde hace décadas.
Fuente: EFE
Foto: Wong Campion
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