Una de cada siete personas en el mundo está afectada por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como enfermedades tropicales desatendidas o ETD. Pero mientras algunas de estas patologías están recibiendo más apoyo internacional en los últimos años, en el caso de la enfermedad del sueño, el mal de Chagas o la leishmaniasis visceral son necesarias acciones concretas e inmediatas para atender a millones de enfermos olvidados en los países en desarrollo.
Es posible cambiar esta situación. Con motivo de la presentación del informe Contra el olvido, basado en sus 25 años de experiencia sobre el terreno, la organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) pide más voluntad política por parte de los grandes financiadores internacionales y los gobiernos de los países endémicos para mejorar el acceso de los enfermos a tratamientos de calidad. Asimismo, MSF apela a una mayor investigación y desarrollo (I+D) a nivel mundial para conseguir diagnósticos y tratamientos más efectivos para estas enfermedades.
El kala azar (o leishmaniasis visceral) y la enfermedad del sueño (o tripanosomiasis humana africana) son siempre mortales si no se tratan. Junto al mal de Chagas (o tripanosomiasis americana), estas enfermedades tropicales desatendidas afectan a millones de personas y acaban con la vida de decenas de miles cada año. “Estas enfermedades no son una fatalidad”, declara el doctor Unni Karunakara, presidente internacional de MSF. “Aunque suponen todo un reto, son tratables y curables. El olvido se puede superar y millones de vidas pueden salvarse, pero para ello se requiere voluntad política. Voluntad política para financiar programas que han demostrado que funcionan y para desarrollar nuevos instrumentos que nos permitan abordar estas enfermedades de forma más efectiva”.
El informe demuestra que el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades es posible, pero décadas de inacción a nivel global han dejado un profundo vacío. “Nos encontramos ante un terrible círculo de olvido”, afirma Gemma Ortiz, referente de Enfermedades Olvidadas de MSF. “Los responsables políticos no se centran en las enfermedades desatendidas porque alegan que no existen medios suficientes para tratar a los pacientes adecuadamente. Al mismo tiempo, las compañías farmacéuticas no invierten en investigación y desarrollo de nuevas pruebas y tratamientos porque estas enfermedades afectan mayoritariamente a las personas más pobres del mundo, que no representan un mercado lucrativo. Hay que romper este círculo”.
En primer lugar, hay que dar más apoyo a los programas nacionales de control de estas enfermedades, de modo que puedan ampliar rápidamente el uso de los mejores recursos disponibles. Por ejemplo, hay que implementar más programas de lucha contra el Chagas en Latinoamérica, ahora que otro fabricante de benznidazol se ha incorporado al mercado, lo que significa que podría superarse la escasez mundial de este tratamiento clave.
En segundo lugar, hay que facilitar el desarrollo de nuevas pruebas diagnósticas y tratamientos más seguros para dar una mejor respuesta a las necesidades de los pacientes y facilitar la provisión de tratamiento a zonas remotas o de difícil acceso, donde viven la mayoría de poblaciones afectadas. Gran parte de los diagnósticos y medicamentos disponibles han quedado obsoletos, deben ser administrados por personal expresamente formado y requieren un importante apoyo logístico, lo que dificulta su expansión.
En África Oriental, por ejemplo, el tratamiento del kala azar todavía se basa en un medicamento tóxico que data de los años treinta, y que requiere múltiples y dolorosas inyecciones. En cuanto a la tripanosomiasis humana africana, aunque en 2009 apareció –por primera vez en 25 años– una nueva terapia para el estadio avanzado de la enfermedad, los pacientes siguen requiriendo 14 infusiones intravenosas que deben administrarse en un hospital.
Pese a todo, las enfermedades tropicales desatendidas están obteniendo una mayor atención internacional. En enero de 2012, la OMS hizo pública en Londres una hoja de ruta para el control y eliminación de algunas enfermedades olvidadas, con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates, y de países financiadores como Estados Unidos y Reino
Unido. Pero sigue sin haber resultados concretos. El plan de la OMS no prevé más fondos ni estrategias para ampliar los actuales programas de Chagas y de enfermedad del sueño. Y en la última Asamblea Mundial de la Salud, Estados Unidos y la Unión Europea se opusieron a los intentos de impulsar la innovación médica para enfermedades tropicales olvidadas, bloqueando la propuesta de un convenio mundial de I+D que priorice las necesidades no cubiertas de los pacientes en los países en desarrollo.
Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: OMS
Es posible cambiar esta situación. Con motivo de la presentación del informe Contra el olvido, basado en sus 25 años de experiencia sobre el terreno, la organización médico-humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) pide más voluntad política por parte de los grandes financiadores internacionales y los gobiernos de los países endémicos para mejorar el acceso de los enfermos a tratamientos de calidad. Asimismo, MSF apela a una mayor investigación y desarrollo (I+D) a nivel mundial para conseguir diagnósticos y tratamientos más efectivos para estas enfermedades.
El kala azar (o leishmaniasis visceral) y la enfermedad del sueño (o tripanosomiasis humana africana) son siempre mortales si no se tratan. Junto al mal de Chagas (o tripanosomiasis americana), estas enfermedades tropicales desatendidas afectan a millones de personas y acaban con la vida de decenas de miles cada año. “Estas enfermedades no son una fatalidad”, declara el doctor Unni Karunakara, presidente internacional de MSF. “Aunque suponen todo un reto, son tratables y curables. El olvido se puede superar y millones de vidas pueden salvarse, pero para ello se requiere voluntad política. Voluntad política para financiar programas que han demostrado que funcionan y para desarrollar nuevos instrumentos que nos permitan abordar estas enfermedades de forma más efectiva”.
El informe demuestra que el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades es posible, pero décadas de inacción a nivel global han dejado un profundo vacío. “Nos encontramos ante un terrible círculo de olvido”, afirma Gemma Ortiz, referente de Enfermedades Olvidadas de MSF. “Los responsables políticos no se centran en las enfermedades desatendidas porque alegan que no existen medios suficientes para tratar a los pacientes adecuadamente. Al mismo tiempo, las compañías farmacéuticas no invierten en investigación y desarrollo de nuevas pruebas y tratamientos porque estas enfermedades afectan mayoritariamente a las personas más pobres del mundo, que no representan un mercado lucrativo. Hay que romper este círculo”.
En primer lugar, hay que dar más apoyo a los programas nacionales de control de estas enfermedades, de modo que puedan ampliar rápidamente el uso de los mejores recursos disponibles. Por ejemplo, hay que implementar más programas de lucha contra el Chagas en Latinoamérica, ahora que otro fabricante de benznidazol se ha incorporado al mercado, lo que significa que podría superarse la escasez mundial de este tratamiento clave.
En segundo lugar, hay que facilitar el desarrollo de nuevas pruebas diagnósticas y tratamientos más seguros para dar una mejor respuesta a las necesidades de los pacientes y facilitar la provisión de tratamiento a zonas remotas o de difícil acceso, donde viven la mayoría de poblaciones afectadas. Gran parte de los diagnósticos y medicamentos disponibles han quedado obsoletos, deben ser administrados por personal expresamente formado y requieren un importante apoyo logístico, lo que dificulta su expansión.
En África Oriental, por ejemplo, el tratamiento del kala azar todavía se basa en un medicamento tóxico que data de los años treinta, y que requiere múltiples y dolorosas inyecciones. En cuanto a la tripanosomiasis humana africana, aunque en 2009 apareció –por primera vez en 25 años– una nueva terapia para el estadio avanzado de la enfermedad, los pacientes siguen requiriendo 14 infusiones intravenosas que deben administrarse en un hospital.
Pese a todo, las enfermedades tropicales desatendidas están obteniendo una mayor atención internacional. En enero de 2012, la OMS hizo pública en Londres una hoja de ruta para el control y eliminación de algunas enfermedades olvidadas, con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates, y de países financiadores como Estados Unidos y Reino
Unido. Pero sigue sin haber resultados concretos. El plan de la OMS no prevé más fondos ni estrategias para ampliar los actuales programas de Chagas y de enfermedad del sueño. Y en la última Asamblea Mundial de la Salud, Estados Unidos y la Unión Europea se opusieron a los intentos de impulsar la innovación médica para enfermedades tropicales olvidadas, bloqueando la propuesta de un convenio mundial de I+D que priorice las necesidades no cubiertas de los pacientes en los países en desarrollo.
Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: OMS
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