Como dice la frase hecha, el miedo es libre y genera prejuicios que ayudan a reducir la incertidumbre. Nos valemos de ellos para ordenar nuestra mente, simplificar la realidad para procesarla con rapidez y sentir así la falsa sensación de seguridad que permite pensar que conocemos a quien tenemos delante -sea una persona o todo un colectivo al que homogeneizamos-, que podemos prever sus actitudes y conductas futuras. A cambio, eso sí, de limitar nuestra felicidad e impedirnos realizar un análisis correcto de las realidades sociales que nos atañen.
http://www.deia.com/2009/12/18/opinion/tribuna-abierta/prejuicios-xenofobos-en-tiempos-de-crisis
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