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jueves, 26 de noviembre de 2009

‘Camino sin fin’, la dura realidad de los inmigrantes subsaharianos en España

El cineasta valenciano Samuel Sebastián ha puesto su cámara delante de 15 inmigrantes subsaharianos recién salidos de un centro de internamiento de extranjeros tras llegar en patera para “dejar que fuera la realidad la que fl uyera”. El resultado: un documental que pretende “hacer sentir incómodo al espectador”. “Buenas noches a todos ustedes, me llamo Moussa Coulibaly y procedo de Mali. Vengo a causa de la inmigración. Soy un clandestino, sé que ser un clandestino es muy difícil. Hay sufrimiento, gente exhausta que no duerme, no descansa, que no come nada un día tras otro. No es fácil, incluso ves a gente que muere”. Este maliense habla delante de una simple pared blanca para la cámara de Samuel Sebastián. Sus ojos, que miran hacia todos lados, refl ejan la espontaneidad de sus palabras y son una muestra de lo que ha querido plasmar el cineasta en el documental Camino sin fin.

En él, se narra con naturalidad y “sin una sola línea de guión”, como indica el propio autor, “la contradicción” en que viven los inmigrantes en sus primeros días “de libertad” después de llegar en patera y de pasar 40 días –con la nueva Ley de Extranjería serán 60– en las difíciles condiciones de los centros de internamientos de extranjeros. Este impactante documental, coproducido por las organizaciones de ayuda a refugiados e inmigrantes CEAR-PV, Dacsa y SinCasa, se estrenó el 3 de noviembre en el Muvim de Valencia dentro del ciclo ‘Construyendo la exclusión desde la mirada. Imágenes de un mundo desigual: migrantes y refugiados’. Uno de los objetivos de Sebastián era “que el espectador se sintiera incómodo al verlo”, y a los espectado que había en la sala de actos el día del estreno así les ocurrió. La prueba son las impactantes reacciones al fi lme, entre las que predominaron las de los propios inmigrantes llegados en patera y cuya voz es tan inusual de escuchar en esta sociedad.

“Fue muy agradable observar cómo el público había valorado la forma de abordar el tema y la sinceridad de las imágenes. Pienso que el gran valor de El camino sin fin es que posee una gran riqueza de matices. Después de todo, no quería que fuera una película cómoda o agradable para los espectadores; al contrario, espectadoquería que les resultara molesta en algunos momentos. Si lo he conseguido, quiere decir que los espectadores también se han puesto en la piel de los protagonistas”, indica Sebastián.

1 comentario:

LoveSick dijo...

Muchas gracias por hacerte eco de la noticia, a ver si podemos proyectarla por Sevilla.

Salut!