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miércoles, 16 de octubre de 2013

Ejecuciones sumarias y más de 30.000 desplazados por la guerra en República Centroafricana

Decenas de miles de personas en la República Centroafricana han huido tras la nueva oleada de ataques y ejecuciones sumarias perpetrados en el noroeste del país por distintos grupos armados y por las fuerzas del Gobierno. Más de 30.000 desplazados se encuentran en Bossangoa y miles de personas más en los alrededores. Las condiciones en las que están viviendo son sumamente precarias, con un escaso o nulo acceso a lugares de refugio, sin ningún tipo de servicios sanitarios y prácticamente sin alimentos ni agua potable. MSF hace un llamamiento urgente a todos los grupos armados para que se respete tanto a la población civil como a los trabajadores médicos y humanitarios, e insiste en la necesidad de que se despliegue ayuda de emergencia en todo el país de manera inmediata.

Entre las víctimas atendidas por MSF son numerosas las personas que dicen haber presenciado o sufrido actos de violencia por motivos religiosos. Hay quienes han visto como mataban a ocho personas después de haber sido capturadas. Fueron separadas del resto del grupo con el que trataban de huir en un camión y ejecutadas. Otros han sido testigos del asesinato selectivo de dos hombres en un pueblo, lo cual ha llevado a muchos otros habitantes de su misma religión a dejar apresuradamente el lugar.

En este clima de miedo y de violencia generalizada, la gente huye hacia el interior del bosque y trata de reagruparse con otras personas para tratar de sentirse más a salvo. En Bossangoa, alrededor de 28.000 ciudadanos han sido acogidos en la misión católica, lo cual sobrepasa en mucho la capacidad real de este lugar. 1.200 personas más han buscado refugio en el recinto de un hospital y lo han convertido en un improvisado campamento. Otras 1.000 están cerca de la pista de aterrizaje que hay junto al pueblo y 400 más se han instalado en una escuela. Dado que la estación de lluvias aún no ha terminado, todos aquellos que se han ido al bosque tratando de huir de los ataques están expuestos a contraer la malaria, la primera causa de muerte en la República Centroafricana.

Además de los reseñados ataques de Bassangoa, desde finales de septiembre se han producido otros enfrentamientos violentos y múltiples asesinatos selectivos en Bouca y Garga, en el noroeste del país, así como en Mbaiki, en el suroeste. Tanto la población civil como el personal médico y los trabajadores humanitarios han sido víctimas de la violencia expresamente dirigida contra ellos. MSF ha sido testigo directo de la ejecución de personal médico, así como de muchos ataques violentos contra el personal humanitario. En Bouca, la organización sigue prestando asistencia a las 400 familias que se han reagrupado tras la quema de sus casas el pasado mes de septiembre.

Foto: Juan Carlos Tomasi (Médicos Sin Fronteras)

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