Pasillos y habitaciones vacías. Un comedor reluciente donde apenas
hay actividad. Un patio donde el sonido de un balón se impone por encima
de unas pocas voces apagadas. La misma rutina de siempre, con muchos
menos protagonistas que entonces. Así se escribe el presente del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Hoya Fría,
que en apenas cinco años ha pasado de la saturación y la controversia a
convertirse en una instalación casi fantasmal que se debate entre la
continuidad o el cierre. No en vano, de los 1.035 inmigrantes que llegó a acoger entre 2006 y
2008, se ha pasado a solo 14 en estos momentos. El motivo, la drástica
reducción de las llegadas de cayucos y pateras al Archipiélago, un
fenómeno que parece difícil que pueda volver a repetirse de manera tan
cruda como hace un lustro.
http://www.diariodeavisos.com/otra-cara-cie/
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