Sansita Devi corre a por el pequeño espejo de mano. Tras un frugal
desayuno llega el momento del día que más disfruta. Se sienta en un
taburete, frente a la vivienda de adobe que ocupa su familia, y espera a
que llegue su madre. La mujer, con una sonrisa condescendiente, se
acuclilla y prepara el polvo rojo del tika que le pondrá en la
frente. Es solo un punto entre ceja y ceja y una línea vertical al
comienzo de la raya del pelo, pero Devi se siente mucho más guapa. “Y
más mayor”. Lo que desconoce esta niña nepalesa de siete años es que el
ritual matinal que tanto adora es, en realidad, la certificación de que
está casada.
http://elpais.com/elpais/2013/03/22/eps/1363952456_841472.html
http://elpais.com/elpais/2013/03/22/eps/1363952456_841472.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario