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viernes, 15 de mayo de 2009

"Mi padrastro me pega cuando bebe"

Fernando tiene 14 años. Vive con su madre y con la pareja de ésta. Él llega borracho a casa y pega a Fernando y a su hermano, y cuando están acostados también a su madre. Al día siguiente su padrastro se muestra como si no hubiera pasado nada. La relación con su madre es buena y afirma que antes su padrastro era feliz, y sin embargo ahora se siente desgraciado. Raúl tiene 9 años. Hace dos años y medio abusaron de él. Estando en su barrio se acercaron dos chicos a enseñarle un monopatín y le llevaron a un cuarto donde le obligaron a tocarles. Confiesa llorando que no se atrevió a contárselo a nadie, ni siquiera a su madre por miedo a que le regañaran.

Estos dos testimonios -cuyos nombres reales se han omitido para preservar su intimidad-, están incluidos en el Informe General de 2008 de la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (Anar), una organización que lleva más de 30 años trabajando en la promoción y defensa de los derechos de los menores en situación de riesgo y desamparo en España y Latinoamérica. Anar, que es miembro de la Asociación Española de Fundaciones y de la Plataforma de Organizaciones de Infancia, recibió en 2008 más de 105.000 demandas de asesoramiento y ayuda, de las que 2.851 se produjeron desde Canarias. La mayor parte de las llamadas de orientación especial, en torno a un 33%, hicieron referencia a un menor víctima de violencia en cualquiera de sus formas (bullying, maltrato físico y psicológico, abuso o agresión sexual, abandono, fundamentalmente).

Desde que en 1994 la Fundación Anar pusiera en marcha el Teléfono del Niño y el Adolescente, la entidad ha constatado un incremento progresivo de las situaciones de violencia. Además, el 50% de éstas se padecen diariamente y vienen sucediéndose desde hace más de un año en el entorno familiar; en la mitad de los casos el agresor es identificado como la madre, el padre o ambos progenitores. En su informe, Anar destaca también el aumento de las llamadas sobre abusos sexuales, especialmente a través del Teléfono del Adulto y la Familia. En concreto, las llamadas de orientación especial recibidas acerca de este problema, supusieron el 7,36% del total. La mayoría requirieron una intervención específica por parte de Anar, que atendió 247 casos de abuso sexual en España en 2008.

Junto a los agresiones y violaciones a menores, el abandono o la negligencia en el cuidado de los hijos fueron los otros dos problemas más frecuentes de maltrato a la infancia. Según la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo, la mayoría de estas denuncias permanecerían ocultas, puesto que los propios menores sólo las comunican en un 0,89% de los casos. La razón principal es su incapacidad para solicitar esta ayuda dada la corta edad en la que se suele producir este problema. Al respecto, Anar subraya en su informe que a través de la línea del Adulto y la Familia esta situación de alto riesgo representó en 2008 el 7,72% de las llamadas.

Como ejemplo, Anar expone el caso de María, quien llamó al teléfono de ayuda para relatar lo que estaba viviendo su compañero de clase Javier, de 12 años. La niña explicaba que Javier iba mal vestido a clase, "huele mal y no está bien alimentado". Ella ha visto cómo "coge los bocadillos del suelo o de la basura". Según María, Javier le ha reconocido que pasa mucho tiempo solo en casa, que no sabe quién es su padre y que su madre no le atiende lo necesario. "Sus compañeros de clase le discriminan y se ríen de él, llegando incluso a agredirle físicamente". Actualmente, el caso de Javier está en manos de los Servicios Sociales del municipio en el que reside e interviene el centro escolar en el que estudia.

El Teléfono Anar, que es el único teléfono de escucha y orientación profesional gratuito que atiende las 24 horas a los niños y adolescentes de toda España, ha recibido más de 1.700.000 llamadas los últimos 15 años. Merced al trabajo que desarrolla, ha realizado más de 150.000 derivaciones a recursos sociales y jurídicos de todas las comunidades autónomas.En su Informe General de 2008, la Fundación Anar también reseña el aumento del número de padres que se pusieron en contacto con la organización porque tienen hijos con dificultades para aceptar las normas y límites necesarios para una convivencia familiar normal. Se trata de menores que en muchos casos son violentos, incluso con sus padres, que presentan absentismo y violencia escolar o que realizan actos delictivos, cada vez desde edades más tempranas.

Según los testimonios de los progenitores recogidos por Anar, estos padres están desorientados y en muchos casos recurren a la violencia por incapacidad; en otros casos, las actuaciones van desde la permisividad hasta estilos educativos autoritarios. Así, los problemas en las relaciones familiares fueron el segundo motivo de llamada por el que piden ayuda los niños y los adolescentes (problemas en la comunicación entre padres e hijos, carencia de referentes, falta de apoyo emocional, etc). Supusieron el 13,7% de las llamadas de orientación especial del Teléfono Anar. Mientras, la violencia doméstica estuvo presente en el 13,98% de las llamadas de orientación especial, y un tercio de ellas reflejaron problemas entre los padres. También en un 13,12% aparecieron descritos problemas de adicciones a sustancias en el hogar y no por parte de los niños y adolescentes.

Publicado en el Diario de Avisos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es lo mejor que pudieran haber hecho enserio que muchos niños estan en peligro y no se merecen eso.

PERSONACONCIENTE dijo...

Si y tenes que hacer algo para los niños que los obligan a pedir dinero en las calles todos todos los dias al menos veo uno o dos. Y los papas desobligados borrachos deberian ver tambien esos casos p

Anónimo dijo...

Que malos padres pobres niños y niñas abusados y de mas. Yo en mi testimonio tuve una infancia bastante normal fui una niña consentidisima a la que le compraban sus caprichos y no me dejaban faltar a las escuela solo que estuviera enferma, y cuando pienso en esos niños cada dia sobreviviendo a esos abusos se me llenan los ojos de lagrimas