«De repente llegas a un país en el que estás solo, en el que no conoces a nadie. No sabes a dónde acudir, no tienes trabajo... Pero en la calle te encuentras con alguien que es de tu país, con el que empiezas a hablar, y que te cuenta que saca para comer y pagarse un alquiler vendiendo cedés, y acabas pidiéndole que te deje unos cuantos para poder sacarte tú también algo». Así de simple es un proceso contra el que se tienen que enfrentar los policías locales que estos días asisten a un curso organizado por el sindicato Sipla sobre 'Análisis forense de soportes fonográficos y videográficos' y sobre delitos contra la propiedad actual.
Los asistentes al seminario pudieron ayer conocer de primera mano la experiencia de algunos de los inmigrantes que se ven en la necesidad de recurrir a la venta de cedés 'pirata' como una forma de subsistencia. «Siempre es algo temporal. Todos sabemos que eso no está bien, que puede tener consecuencias... pero es lo único que tienes. Nadie viene para esto», comentaba ayer el secretario de Africanos Asociados de Asturias, Gorgui Barro, mecánico senegalés que ha desarrollado la mayor parte de su vida laboral en barcos de pesca.
Los agentes que acudieron al curso no desaprovecharon la ocasión de preguntar directamente a los miembros de la asociación de inmigrantes por sus propias circunstancias, sus sensaciones, sus experiencias con la policía. «A mí sólo me pararon cuando estaba en Cataluña, antes de venir a Avilés. Vivía en una zona bastante conflictiva y me dieron el alto. Me pidieron los papeles y sólo tenía el resguardo de haberlos solicitado. Pero después de cachearme y ver que no tenía nada me dejaron irme», recordaba ayer Barro, quien reconoce que la vida, en general, es mucho más tranquila en Asturias. «La gente es muy abierta.
Hay de todo, como en todos los sitios, pero aquí estoy bien», dice un hombre que lleva dos años en Avilés, ciudad a la que llegó atraído por su hermano, marinero en un barco pesquero de la ciudad. Ambos, de hecho, llegaron a España desde Dakar gracias a la pesca, después de trabajar en la pareja de buques de un armador vasco. En su intervención de ayer ante los agentes, los miembros de la asociación rompieron unos cuantos tópicos. Sólo uno llegó a España en cayuco, y ninguno contrajo deudas con ninguna mafia para venir. «Oyes hablar de eso, pero nunca conocí a nadie que estuviera en esa situación», comenta Gorgui Barro.
Tampoco les consta de nadie que se esté haciendo millonario con la piratería musical y cinematográfica. «Evidentemente, alguien graba los discos. Pero no se hacen- en Asturias», explica Barro, quien asegura que las copias llegan de grandes ciudades y se van distribuyendo de escalón a escalón hasta llegar al vendedor que los ofrece en la calle.
Integración en Asturias
La crisis, dice, hará que haya quien recurra de nuevo a esa venta. Ellos suelen ser los primeros en irse al paro y, «aunque vengas con todos tus títulos de Senegal, cuando llegas aquí es como si no hubieras estudiado en tu vida», comenta un joven que, además de su formación profesional, habla francés, wolof, serere (lenguas de Senegal), castellano y catalán. Y ahora está aprendiendo asturiano, pues «un sí ho, o unas palabras en asturiano» son lo mejor «para que ya te consideren de aquí».
Publicado en el diario La Voz de Avilés
Autor: Jesús González
No hay comentarios:
Publicar un comentario