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lunes, 18 de mayo de 2009

Sri Lanka, una 'catástrofe inimaginable'

"La gente atrapada en la zona de conflicto esta mas allá de cualquier tipo de asistencia humanitaria", dijo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) este jueves desde Ginebra acerca de la grave situación que se está viviendo en Sri Lanka. Trabajadores del CICR, los únicos con acceso a la zona de conflicto en el noroeste de esta isla en el océano Índico están presenciando una "catástrofe humanitaria inimaginable (…) Ninguna organización humanitaria puede ayudarles en estas circunstancias. La gente ha sido abandonada a su suerte".

La zona de combate, irónicamente denominada No Fire Zone, son apenas 2’5km cuadrados (aproximadamente dos veces el Parque del Retiro en Madrid). Es una pequeña franja de playa en el distrito de Mullaitivu, en el último reducto controlado por los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE, en sus siglas en inglés), que llevan más de 30 años luchando por el establecimiento de un territorio independiente para la minoría Tamil en el noroeste de la isla.

Atrapados entre la Marina del ejército de Sri Lanka por el este, un lago en el oeste y unos 50.000 soldados por todos los flancos, se encuentran más de 50.000 civiles y aproximadamente 300 de los ya últimos combatientes del LTTE, entre los que según parece, todavía se encuentra su carismático, invisible y despiadado líder, Velupillai Prabhakaran. Es el mayor "rescate humanitario de la historia", afirman desde el gobierno de Sri Lanka, la consagración y punto final de su legítima "lucha contra el terrorismo", según afirman los sectores mas radicales. Para otros, entre ellos gran parte de la comunidad internacional y las agencias humanitarias, se trata de una catástrofe de dimensiones bíblicas en el que ambas partes están mostrando poco respeto por la vida humana. Entre ambas posturas, como siempre, se encuentran los de siempre.

Según datos filtrados desde Naciones Unidas en Colombo, que no revelados, más de 6.500 personas podrían haber perdido la vida y otras 14.000 habrían resultado heridas en los últimos tres meses en Sri Lanka. A estas alarmantes cifras hay que sumarles 200.000 civiles considerados "desplazados internos" que tras huir de la zona controlada por los Tigres Tamiles, han sido encerrados en lo que trabajadores humanitarios y ciertos círculos de diplomáticos en Colombo denominan como "campos de detención a cielo abierto".

Sólo entre el 9 y 10 de mayo más de 480 civiles murieron en diferentes bombardeos en la No Fire Zone, y el 12 y 13 otras 100 personas más perecieron en el bombardeo del único 'hospital' que quedaba en pie en la zona. Desde entonces, tanto doctores como civiles permanecen en búnkeres excavados por ellos mismos para protegerse del fuego continuo. En estas circunstancias, salir a buscar agua o alimentos es literalmente jugarse la vida y al hospital, desgraciadamente, ya no hay que ir porque no queda allí nada ni nadie. Tratar de escapar es otra odisea, porque los Tigres están disparando a los civiles que tratan de huir, los mismos por los que juran luchar y defender.

Publicado en el diario El Mundo
Autor: Dominic Bonn

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