Miles de niños en diversos lugares de Sudán del Sur están sufriendo unos niveles de desnutrición extremadamente alarmantes. De enero a junio de 2014, 13.270 niños, la mayoría de ellos menores de cinco años, han sido admitidos en los programas terapéuticos nutricionales de MSF en Sudán del Sur, lo que supone casi un 75% del total de niños admitidos en los doce meses de 2013. La violencia, el desplazamiento forzoso de sus hogares y la escasez de comida, son las causas principales para el incremento en los niveles de desnutrición y para el fuerte aumento de niños con necesidad de atención médica urgente en muchos de los lugares del país donde trabaja Médicos Sin Fronteras (MSF).
“Estamos siendo testigos de las impactantes consecuencias que tiene el que un millón y medio de personas haya tenido que abandonar sus hogares a causa de la violencia. Lo que estamos presenciando aquí es el resultado de 6 meses de desastres acumulados que han agravado aún más lo que ya era una situación complicada”, explica Raphael Gorgeu, coordinador general de MSF en Sudán del Sur. “Esto es un desastre de una enorme magnitud. Algunas personas llevan desde diciembre viviendo en el bosque, bebiendo agua sucia y estancada y comiendo raíces para sobrevivir. Es inaceptable”. Las tasas de desnutrición en varios lugares de los estados de Alto Nilo, Unidad y Jonglei se han disparado desde que estallara el conflicto a finales del año pasado.
En Leer, una localidad del estado de Unidad, los equipos de MSF trataban una media de 40 casos al mes antes de que comenzaran las hostilidades. A día de hoy, son más de 1000 los casos que se atienden cada mes. En el estado de Unidad, el gravísimo estado de desnutrición en el que se encontraban muchas personas se hizo patente el pasado mes de mayo, cuando los miles de desplazados que habían estado refugiados durante meses en el bosque pudieron por fin volver a sus casas en Leer. “En cuanto regresamos a Leer, vinieron todos directos hacia el hospital”, explica Sarah Maynard, coordinadora del proyecto de MSF en Leer. “Estábamos todos sobrepasados ante la situación. Los niveles de desnutrición que nos encontramos eran pavorosos”. MSF ha tratado a más pacientes por desnutrición en Leer durante los dos últimos meses (2.810 casos entre mayo y junio) que en todo 2013 (2.142 casos). El pasado mes de mayo MSF habilitó en Bentiu, otra localidad del estado de Unidad, unas instalaciones para el tratamiento de niños con desnutrición aguda agravada por otras complicaciones médicas, tales como diarrea, infecciones respiratorias y deshidratación. En los menos de dos meses que lleva abierta esta estructura médica ya han ingresado en ella 239 niños muy graves, de los cuales 42 han muerto.
En el estado del Alto Nilo, los equipos de MSF han tratado a 2064 personas con desnutrición aguda, la mayoría niños, en el área norte de la localidad de Malakal. Se ha llevado a cabo una encuesta nutricional que también revela altísimos índices de mortalidad. “Los desplazados se ven forzados a soportar unas condiciones terribles de vida y están muriendo de enfermedades prevenibles”, alerta Patricia Trigales, coordinadora de emergencias de MSF. En Nasir, los enfrentamientos que tuvieron lugar en mayo forzaron a los equipos de MSF a evacuar sus proyectos. Miles de personas huyeron de la ciudad para cruzar a la vecina Etiopía. Allí hay otro equipo de MSF que presta asistencia a los cientos, a veces miles, de personas que cruzan cada día la frontera hacia la región etíope de Gambella, donde ya hay 150.000 sursudaneses refugiados. Las tasas de desnutrición en Gambella son de más del 20% de desnutrición aguda y más del 6% de desnutrición aguda severa, muy por encima de los umbrales de emergencia.
“Los muchísimos desplazados que aún se encuentran en los bosques han perdido su ganado, sus cosechas y sus instrumentos de labranza. Tratan de sobrevivir como pueden en medio de ciénagas y comiendo hojas y raíces. La violencia les ha impedido sembrar y recolectar las tierras y los alimentos que tenían almacenados han sido saqueados o destruidos. El abastecimiento a los mercados se ha visto interrumpido y las carreteras son intransitables debido al conflicto y a las lluvias. El periodo anual de lluvias, que dura desde junio hasta agosto, no hace sino agravar aún más toda esta crisis”, continúa Trigales.
Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: Nick Owen (MSF)
“Estamos siendo testigos de las impactantes consecuencias que tiene el que un millón y medio de personas haya tenido que abandonar sus hogares a causa de la violencia. Lo que estamos presenciando aquí es el resultado de 6 meses de desastres acumulados que han agravado aún más lo que ya era una situación complicada”, explica Raphael Gorgeu, coordinador general de MSF en Sudán del Sur. “Esto es un desastre de una enorme magnitud. Algunas personas llevan desde diciembre viviendo en el bosque, bebiendo agua sucia y estancada y comiendo raíces para sobrevivir. Es inaceptable”. Las tasas de desnutrición en varios lugares de los estados de Alto Nilo, Unidad y Jonglei se han disparado desde que estallara el conflicto a finales del año pasado.
En Leer, una localidad del estado de Unidad, los equipos de MSF trataban una media de 40 casos al mes antes de que comenzaran las hostilidades. A día de hoy, son más de 1000 los casos que se atienden cada mes. En el estado de Unidad, el gravísimo estado de desnutrición en el que se encontraban muchas personas se hizo patente el pasado mes de mayo, cuando los miles de desplazados que habían estado refugiados durante meses en el bosque pudieron por fin volver a sus casas en Leer. “En cuanto regresamos a Leer, vinieron todos directos hacia el hospital”, explica Sarah Maynard, coordinadora del proyecto de MSF en Leer. “Estábamos todos sobrepasados ante la situación. Los niveles de desnutrición que nos encontramos eran pavorosos”. MSF ha tratado a más pacientes por desnutrición en Leer durante los dos últimos meses (2.810 casos entre mayo y junio) que en todo 2013 (2.142 casos). El pasado mes de mayo MSF habilitó en Bentiu, otra localidad del estado de Unidad, unas instalaciones para el tratamiento de niños con desnutrición aguda agravada por otras complicaciones médicas, tales como diarrea, infecciones respiratorias y deshidratación. En los menos de dos meses que lleva abierta esta estructura médica ya han ingresado en ella 239 niños muy graves, de los cuales 42 han muerto.
En el estado del Alto Nilo, los equipos de MSF han tratado a 2064 personas con desnutrición aguda, la mayoría niños, en el área norte de la localidad de Malakal. Se ha llevado a cabo una encuesta nutricional que también revela altísimos índices de mortalidad. “Los desplazados se ven forzados a soportar unas condiciones terribles de vida y están muriendo de enfermedades prevenibles”, alerta Patricia Trigales, coordinadora de emergencias de MSF. En Nasir, los enfrentamientos que tuvieron lugar en mayo forzaron a los equipos de MSF a evacuar sus proyectos. Miles de personas huyeron de la ciudad para cruzar a la vecina Etiopía. Allí hay otro equipo de MSF que presta asistencia a los cientos, a veces miles, de personas que cruzan cada día la frontera hacia la región etíope de Gambella, donde ya hay 150.000 sursudaneses refugiados. Las tasas de desnutrición en Gambella son de más del 20% de desnutrición aguda y más del 6% de desnutrición aguda severa, muy por encima de los umbrales de emergencia.
“Los muchísimos desplazados que aún se encuentran en los bosques han perdido su ganado, sus cosechas y sus instrumentos de labranza. Tratan de sobrevivir como pueden en medio de ciénagas y comiendo hojas y raíces. La violencia les ha impedido sembrar y recolectar las tierras y los alimentos que tenían almacenados han sido saqueados o destruidos. El abastecimiento a los mercados se ha visto interrumpido y las carreteras son intransitables debido al conflicto y a las lluvias. El periodo anual de lluvias, que dura desde junio hasta agosto, no hace sino agravar aún más toda esta crisis”, continúa Trigales.
Fuente: Médicos Sin Fronteras
Foto: Nick Owen (MSF)
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