165 migrantes fueron liberados este miércoles en Tamaulipas, en el
noreste de México. El titular es idéntico al de hace 13 meses, cuando el
Ejército federal rescató al mismo número de personas en el municipio de
Gustavo Díaz Ordaz, en el norte del Estado. Apenas 20 días más tarde,
52 indocumentados fueron liberados de una casa en la ciudad de Reynosa y
dos semanas después, en julio del año pasado, otros 81 vieron la luz. Los ataques a migrantes centroamericanos no cesan desde hace años en
México. Los grupos del crimen organizado, que operan en diferentes
Estados del país y luchan por el control de la droga en cada región,
someten a todo tipo de abusos a los ciudadanos, que a menudo viajan
sobre los trenes de carga que cruzan el país en las condiciones más
precarias. En agosto de 2010, 72 ciudadanos centroamericanos fueron
asesinados en esta misma entidad y en abril de 2011, las autoridades
hallaron 196 cadáveres en fosas comunes en la localidad tamaulipeca de
San Fernando. La mayoría eran migrantes que murieron a golpes.
El Grupo de Coordinación Tamaulipas, que depende del Gobierno del Estado, emitió un comunicado donde explica que la policía “detuvo a tres presuntos integrantes de una banda de secuestradores” que habían sido señalados como probables responsables de la muerte de tres extranjeros. Los criminales se encontraban en una vivienda en la ciudad de Tampico junto con 36 migrantes. Fueron ellos mismos quienes revelaron otro refugio en la urbe con 122 personas más. La mayoría venía de Honduras, Cuba y El Salvador. Según su propio relato, llevaban más de 15 días encerrados, recibieron golpes, sufrieron violaciones sexuales y fueron testigos del asesinato de una pareja y un niño. Las historias de horror que narran los migrantes se extienden a lo largo y ancho de México.
“El tercer operativo se realizó en el municipio de Reynosa, donde elementos de la policía estatal y federal rescataron a siete migrantes originarios de Honduras, entre ellos dos menores de edad, quienes llevaban más de 20 días privados de libertad en un hotel ubicado en el centro de la ciudad”, que limita con Estados Unidos. “Al atender una denuncia anónima, las fuerzas de seguridad estatales y federales implementaron un operativo en el que fue detenido el encargado del hotel”, dice el comunicado. En ambos casos, como los migrantes han sido víctimas de delito, se encuentran a disposición de la PGR para declarar. Posteriormente, el Instituto Nacional de Migración (INM) se hará cargo de los casos, según ha comentado la oficina del organismo.
Tan solo en 2013, 86.298 migrantes fueron presentados ante las autoridades migratorias en México (3.409 en Tamaulipas). De ellos, 80.902 salieron expulsados. La mayoría llegaba de Honduras, Guatemala y El Salvador. En los últimos meses, el aumento en el flujo de menores no acompañados que trata de cruzar a Estados Unidos ha generado una crisis sin precedentes al Gobierno de Barack Obama, cuya capacidad se ha visto desbordada. La urgencia humanitaria ha empujado al mandatario a pedir esta semana al Congreso 3.700 millones de dólares. El dinero debe servir para reforzar la presencia de jueces y agentes en las regiones fronterizas, aumentar la vigilancia aérea con aviones no tripulados, construir centros de detención para indocumentados e incrementar la cooperación con sus países de origen.
El objetivo es acelerar la deportación de los menores. La ola migratoria coincide además con el bloqueo en el Congreso norteamericano a la ley migratoria que debe abrir las puertas a la regularización de 11 millones de sin papeles que ya viven en EE UU. Entre enero de 2013 y mayo de 2014, el INM detuvo a 14.907 niños y adolescentes en su camino hacia Estados Unidos. Ante la magnitud de la problemática que representan los flujos migratorios en México, el Gobierno ha participado en varios encuentros con representantes de la Adminstración Obama y países de Centro y Sudamérica para trazar estrategias conjuntas.
Publicado en el diario El País
Autor: Paula Choza
El Grupo de Coordinación Tamaulipas, que depende del Gobierno del Estado, emitió un comunicado donde explica que la policía “detuvo a tres presuntos integrantes de una banda de secuestradores” que habían sido señalados como probables responsables de la muerte de tres extranjeros. Los criminales se encontraban en una vivienda en la ciudad de Tampico junto con 36 migrantes. Fueron ellos mismos quienes revelaron otro refugio en la urbe con 122 personas más. La mayoría venía de Honduras, Cuba y El Salvador. Según su propio relato, llevaban más de 15 días encerrados, recibieron golpes, sufrieron violaciones sexuales y fueron testigos del asesinato de una pareja y un niño. Las historias de horror que narran los migrantes se extienden a lo largo y ancho de México.
“El tercer operativo se realizó en el municipio de Reynosa, donde elementos de la policía estatal y federal rescataron a siete migrantes originarios de Honduras, entre ellos dos menores de edad, quienes llevaban más de 20 días privados de libertad en un hotel ubicado en el centro de la ciudad”, que limita con Estados Unidos. “Al atender una denuncia anónima, las fuerzas de seguridad estatales y federales implementaron un operativo en el que fue detenido el encargado del hotel”, dice el comunicado. En ambos casos, como los migrantes han sido víctimas de delito, se encuentran a disposición de la PGR para declarar. Posteriormente, el Instituto Nacional de Migración (INM) se hará cargo de los casos, según ha comentado la oficina del organismo.
Tan solo en 2013, 86.298 migrantes fueron presentados ante las autoridades migratorias en México (3.409 en Tamaulipas). De ellos, 80.902 salieron expulsados. La mayoría llegaba de Honduras, Guatemala y El Salvador. En los últimos meses, el aumento en el flujo de menores no acompañados que trata de cruzar a Estados Unidos ha generado una crisis sin precedentes al Gobierno de Barack Obama, cuya capacidad se ha visto desbordada. La urgencia humanitaria ha empujado al mandatario a pedir esta semana al Congreso 3.700 millones de dólares. El dinero debe servir para reforzar la presencia de jueces y agentes en las regiones fronterizas, aumentar la vigilancia aérea con aviones no tripulados, construir centros de detención para indocumentados e incrementar la cooperación con sus países de origen.
El objetivo es acelerar la deportación de los menores. La ola migratoria coincide además con el bloqueo en el Congreso norteamericano a la ley migratoria que debe abrir las puertas a la regularización de 11 millones de sin papeles que ya viven en EE UU. Entre enero de 2013 y mayo de 2014, el INM detuvo a 14.907 niños y adolescentes en su camino hacia Estados Unidos. Ante la magnitud de la problemática que representan los flujos migratorios en México, el Gobierno ha participado en varios encuentros con representantes de la Adminstración Obama y países de Centro y Sudamérica para trazar estrategias conjuntas.
Publicado en el diario El País
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