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martes, 1 de julio de 2014

Arabia Saudí deportará a los extranjeros que no cumplan las estrictas normas del Ramadán

Ni comer ni beber ni fumar. Tampoco mantener relaciones sexuales. A los extranjeros se le ha puesto muy cuesta arriba en Arabia Saudí el Ramadán, mes sagrado musulmán que comenzó el pasado domingo y que tendrá vigencia hasta final de julio. Las autoridades del Reino árabe van a ser este año especialmente estrictas en el cumplimiento de las normas que dicta la sharia (ley islámica). Hasta el punto de que han llegado a lanzar un comunicado, difundido por la agencia estatal de noticias SPA, en el que amenazan con el despido y la deportación de todos aquellos que "no respeten los sentimientos de los musulmanes".

El anuncio ha sido recibido con preocupación en un país que acoge a nueve millones de expatriados que, sin necesidad de Ramadán, se ven forzados a diario a respetar las infinitas normas de obligado cumplimiento que imperan en Arabia y que alcanzancon especial virulencia a las mujeres: ni siquieran pueden conducir vehículos, viajar solas, acudir a un estadio para ver un partido de fútbol o montar en columpio. Durante el Ramadán, además, en el tiempo que va desde la salida hasta la puesta de sol, nadie puede comer, beber o fumar en lugares públicos y tampoco en el trabajo. La norma es la misma para todos los países musulmanes. Pero unos son más permisivos que otros. Y Arabia destaca precisamente por ser muy restrictivo.


El comunicado del Gobierno saudí donde se lanza la amenaza de despido y expulsión deja claro que los extranjeros no están liberados del cumplimiento de las leyes por el hecho de no ser musulmanes. Es más, subraya que los contratos laborales que firmaron en su día "estipulan el respeto a los ritos musulmanes". Con lo cual, no les queda escapatoria: o respetan la sharia o se marchan. En otros estados musulmanes de la región del Golfo como Emiratos Árabes Unidos también el Gobierno ha pedido a los ciudadanos extranjeros que respeten sus leyes en tiempos de Ramadán, pero sin llegar a imponerlas y mucho menos a amenazar con duros castigos en el supuesto de que no se sigan al pie de la letra. De hecho, en Emiratos los restaurantes locales no abren sus puertas durante el Ramadán mientras hay luz del día. Caso distinto es el de algunos establecimientos que sirven comida internacional radicados en centros comerciales, que continúan atendiendo a los clientes en los horarios habituales. La única precaución que toman es correr largas y opacas cortinas que impiden ver desde el exterior a quienes, pese a estar en el mes sagrado de los musulmanes, no perdonan el almuerzo.

La práctica del ayuno durante el Ramadán tiene por objeto enseñar a los musulmanes "autodisciplina, autocontrol y generosidad". Las relaciones sexuales y la blasfemia también están prohibidas "en un intento por acercarse más a Alá". Los únicos que se libran de las duras restricciones son las mujeres con menstruación o embarazadas, las personas con discapacidad intelectual y los menores de edad, aunque en este último caso los líderes religiosos aconsejan a los padres que se las impongan para inculcarles el hábito de cara al futuro. El adoctrinamiento comienza desde la más tierna infancia.

Publicado en el diario ABC
Autor: Rafael Pérez Unquiles

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