El 20 de abril de 2008, el buque atunero español Playa de Bakio fue secuestrado por una banda de piratas a 460 millas de las costas de Somalia. Sus 26 tripulantes, 13 de ellos españoles, vivieron una auténtica pesadilla durante una semana, un cautiverio que sólo terminó cuando el armador del barco pagó un rescate de más de 770.000 euros. Dieciocho meses después, otro pesquero español, el Alakrana, fue abordado cuando se hallaba faenando en aguas internacionales. Tras 47 días de secuestro, el atunero fue liberado tras el pago de un rescate de 2,6 millones de euros, buena parte de los cuales salieron de los fondos reservados del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Tras aquel controvertido incidente, que puso en entredicho al Gobierno español, el Ministerio de Defensa decidió permitir a la flota española que faena en el Índico, la presencia de seguridad privada armada en los buques. Uno de estos soldados de fortuna es el grancanario Manuel Artiles Sánchez, de 38 años, un ex militar que cumple su segunda campaña en el pesquero vizcaíno Elai Alai.
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