Nacido en la localidad italiana de Bari hace 43 años, Alfredo Zizzi tuvo muy claro desde joven que quería servir a su país. Así, con 19 años entró en la Academia Militar, donde se formó para llegar a ser artillero antiaéreo, especializado en un sistema de producción italiano llamado SIDAM. En 1993, ya como miembro del Cuerpo de Paz de Naciones Unidas, fue destinado a Somalia, donde estuvo casi un año. “En principio estuve en un campamento en Matabaan, hasta que empezó el repliegue de las tropas de la ONU, y finalmente acabé en el Hospital Militar de Jowhaar, donde fui responsable de seguridad del centro hospitalario”, destaca Alfredo. Desde la librería Todo Hobby La Clave de Adeje, que regenta desde hace 17 años, el exmilitar italiano recuerda que “eran unas condiciones muy duras, porque la zona donde estábamos se encontraba afectada por la hambruna que asolaba el país”. “Solo había unas cuantas cabañas hechas de paja y todas las noches intentaban entrar en el campamento para robarnos alimentos, en unas incursiones que teníamos que repeler incluso con disparos”, destaca Alfredo. Su batallón intentaba mantener la paz en la zona y evitar conflictos entre las tribus locales. Además, formaban a policías locales y hacían visitas a los campos de refugiados para proporcionarles alimentos y medicinas. “Yo hacía de escolta al comandante, junto a un pelotón de cinco personas. Éramos como una pequeña familia”, subraya.
“La vida era muy monótona, porque no podíamos salir del campamento, no solo por la falta de seguridad, sino porque solo había desierto alrededor. No había agua caliente, dormíamos en tiendas de campaña y solo nos comunicábamos una vez a la semana con la familia por radio satélite”, incide Alfredo, quien relata que una vez estaba hablando con su madre y empezaron a escucharse disparos. Para que no se asustara, tuvo que decirle que había una fiesta, cuando en realidad les estaban atacando. “Una experiencia así nunca se olvida. Y es que en una época como la actual, donde solo se habla de crisis, el exmilitar recuerda todo lo que vivió en el país africano. Cuando estaba allí, me sentía el hombre más rico del mundo.
Aun así, y con muy poco, la gente en Somalia valora lo que tiene, mucho más que nosotros, y eso les permite sobrevivir”, reitera el librero italiano, que cuenta cómo en el Hospital Militar, donde también se atendía a gente del pueblo, una niña le cogió tanto cariño que su madre le ofreció que se la llevara de allí, “solo porque yo cada día le daba un zumo y un paquete de galletas”. “Estaba dispuesta a dármela para que fuera feliz”, denota Alfredo. Tras regresar de Somalia, el ahora copropietario de la librería Todo Hobby La Clave de Adeje decidió dejar el ejército, entre otras cosas porque “no podía soportar que muchos oficiales faltaran al respeto a los soldados, que nos trataran despectivamente”. Para desconectar, en verano se vino de vacaciones a Tenerife con un amigo y se enamoró de la Isla, lo que hizo que se instalara definitivamente en 1997. “Después de un tiempo conocí a Alejandro, y junto a otro socio montamos la librería en Adeje, que lleva abierta ya 17 años”. Apasionado de la música, la literatura y el cine, el exmilitar incluso ha hecho sus pinitos en el mundo del celuloide. Así, recientemente participó en una adaptación de El verdugo, un proyecto de la Escuela de Imagen y Sonido de La Guancha. “Fui a llevar a mi hijo a un casting y al final acabaron cogiéndome a mí”, explica Alfredo, que reconoce que le gustaría repetir la experiencia de la interpretación si surge otra oportunidad.
“La vida era muy monótona, porque no podíamos salir del campamento, no solo por la falta de seguridad, sino porque solo había desierto alrededor. No había agua caliente, dormíamos en tiendas de campaña y solo nos comunicábamos una vez a la semana con la familia por radio satélite”, incide Alfredo, quien relata que una vez estaba hablando con su madre y empezaron a escucharse disparos. Para que no se asustara, tuvo que decirle que había una fiesta, cuando en realidad les estaban atacando. “Una experiencia así nunca se olvida. Y es que en una época como la actual, donde solo se habla de crisis, el exmilitar recuerda todo lo que vivió en el país africano. Cuando estaba allí, me sentía el hombre más rico del mundo.
Aun así, y con muy poco, la gente en Somalia valora lo que tiene, mucho más que nosotros, y eso les permite sobrevivir”, reitera el librero italiano, que cuenta cómo en el Hospital Militar, donde también se atendía a gente del pueblo, una niña le cogió tanto cariño que su madre le ofreció que se la llevara de allí, “solo porque yo cada día le daba un zumo y un paquete de galletas”. “Estaba dispuesta a dármela para que fuera feliz”, denota Alfredo. Tras regresar de Somalia, el ahora copropietario de la librería Todo Hobby La Clave de Adeje decidió dejar el ejército, entre otras cosas porque “no podía soportar que muchos oficiales faltaran al respeto a los soldados, que nos trataran despectivamente”. Para desconectar, en verano se vino de vacaciones a Tenerife con un amigo y se enamoró de la Isla, lo que hizo que se instalara definitivamente en 1997. “Después de un tiempo conocí a Alejandro, y junto a otro socio montamos la librería en Adeje, que lleva abierta ya 17 años”. Apasionado de la música, la literatura y el cine, el exmilitar incluso ha hecho sus pinitos en el mundo del celuloide. Así, recientemente participó en una adaptación de El verdugo, un proyecto de la Escuela de Imagen y Sonido de La Guancha. “Fui a llevar a mi hijo a un casting y al final acabaron cogiéndome a mí”, explica Alfredo, que reconoce que le gustaría repetir la experiencia de la interpretación si surge otra oportunidad.
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