Larry, un camerunés de 27 años, habla por teléfono
desde una celda que comparte con otros seis subsaharianos en la sala de
deportaciones del aeropuerto de Casablanca. Está
asustado. Tiene miedo de que la policía le pille y le quite el aparato. "Es lo único que tengo para contar lo que nos están haciendo", dice. Lo
usa para hablar con los familiares y amigos que ha dejado en Tánger, y con la prensa y las asociaciones que les llaman para intentar ayudar. Es uno de los 26 inmigrantes detenidos por la policía la mañana del
sábado 30 de agosto. Sólo unas horas después de los incidentes racistas
producidos en el barrio Boukhalef de Tánger, en los que
varios ciudadanos marroquíes armados con cuchillos, piedras y palos
mataron a golpes y puñaladas a un inmigrante senegalés, y provocaron una
hemorragia interna a un costamarfileño, que estuvo varios días en coma.
http://www.elmundo.es/espana/2014/09/05/5409645a22601d0d1a8b456d.html
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