McCormick sostuvo que, en general, el ambiente para las organizaciones humanitarias es ahora menos tenso, un cambio que ya se observaba antes de las inundaciones, aseguró. El portavoz de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, Jens Lärke, señaló, por su parte, que a diferencia de su actitud de los últimos años en circunstancias incluso más graves, Corea del Norte tomó la iniciativa de pedir ayuda tras las últimas inundaciones.
Corea del Norte, considerado el país más cerrado del mundo, sufre en las últimas semanas lluvias torrenciales provocadas por un tifón, que han causado la muerte a al menos 88 personas y dejado a 63.000 personas sin hogar. "Las agencias de Naciones Unidas y otras entidades están movilizando apoyo preliminar para responder a las necesidades más inmediatas", aseguró la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU en Ginebra.
En este sentido, se requieren evaluaciones adicionales en las áreas de salud e higiene para establecer las necesidades exactas, precisó la entidad. Según Naciones Unidas, Corea del Norte requiere tras ese desastre natural "asistencia humanitaria inmediata" en favor de los habitantes de los condados más afectados, principalmente los de Sinyang y Songchon, en la provincia de Pyongan del Sur (centro del país).
La subida de las aguas también ha causado daños en cultivos de maíz, soja y arroz, pero todavía es pronto para cuantificar las pérdidas. Igualmente, escasea el agua potable en las zonas afectadas debido a los daños a los sistemas de suministro de agua, inundación de pozos y de sistemas de bombeo manuales, un aspecto que es esencial resolver para evitar epidemias.
Fuente y foto: EFE
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