Bajo el metro elevado entre las paradas de La Chapelle y Barbés Rochechouart, en pleno corazón de París, más de 300 personas malviven a la intemperie entre tiendas de campaña y colchones al aire libre en un improvisado campo de refugiados. Acosados por el traqueteo casi constante de los trenes que
van y vienen de la Estación del Norte -una de las más concurridas- y de
los metros que pasan cada pocos minutos, las condiciones de vida en el
campamento son infrahumanas. Hay tres baños portátiles para compartir entre varios
centenares de personas. Tiendas de campaña amontonadas para los más
afortunados y colchones, cartones y lonas para el resto decoran los bajos del puente, ante la mirada atónita de los vecinos del barrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario